Kerstin Hottner (Vontobel) | El oro vuelve a estar en el centro de atención al conquistar la cota de 3.000 dólares por onza. Factores como la inflación, las tasas de interés y el dólar, que antes influían en los precios del oro, ya no son los principales impulsores. A pesar de la alta inflación en EE. UU., la disminución de expectativas de recortes de tasas por parte de la Fed y la fortaleza del dólar, el oro sigue mostrando resistencia.
Ahora, la incertidumbre sobre los aranceles y la preocupación por el crecimiento económico global están impulsando la demanda de activos refugio. Esto se refleja en el mercado de futuros de oro, mientras que los flujos hacia ETFs de oro siguen siendo limitados debido a los altos costes de oportunidad derivados de las tasas de interés elevadas.
Las alteraciones en el comercio por los aranceles también están afectando los mercados de materias primas. La incertidumbre sobre si el oro estaría sujeto a aranceles de importación en EEUU provocó un aumento en los envíos desde Londres, ampliando la diferencia de precios entre ambas regiones. A medida que los inversores comprenden que gravar el oro carece de sentido —especialmente porque EE. UU. es un exportador neto— estas distorsiones de precios comienzan a corregirse.
Los bancos centrales siguen siendo el motor clave
Las compras de oro por parte de los bancos centrales de mercados emergentes han sido el principal impulsor del precio en los últimos dos años. La gran incógnita es si esto continuará. Algunos temen que un alto el fuego negociado por Trump entre Rusia y Ucrania pueda reducir la necesidad de comprar oro. La primera ola de compras se debió al congelamiento de activos rusos en dólares, y aunque un acuerdo de paz sería un gran cambio geopolítico, las preocupaciones sobre riesgos similares en otros países no desaparecerán.
Los inversores también están prestando más atención al aumento del déficit fiscal de EEUU bajo Trump. Aunque el dólar no se ha depreciado (aún) frente a otras monedas —ya que muchas economías tienen niveles de deuda igualmente insostenibles—, hay un activo que sí refleja esta depreciación: el oro.
Riesgos a corto plazo, pero con soporte para los precios
A medida que el oro se acerca a los 3.000 dólares, surgen algunos riesgos. La demanda de joyería podría disminuir, especialmente en China, donde los precios elevados ya afectan el consumo. Los bancos centrales podrían adoptar un enfoque más táctico y esperar una posible corrección antes de seguir comprando.
El suministro también podría aumentar debido a un mayor reciclaje de oro, que representa aproximadamente un tercio de la oferta total. Sin embargo, cualquier corrección en los precios debería ser de corta duración, ya que las compras de los bancos centrales seguirán proporcionando un sólido soporte.