Mantener la inflación por debajo del 2% durante demasiado tiempo podría ser perjudicial para las previsiones

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Sebastian Paris Horvitz (LBP AM) | Las cifras de inflación (IPC) de Estados Unidos del mes de noviembre sorprendieron a la baja. Estos datos se esperaban con gran interés con el fin de evaluar el impacto de los aranceles aduaneros sobre los precios al consumo. La fuerte caída observada está muy lejos de la mayoría de las previsiones de los economistas: en variación interanual, el índice de precios se situó en el 2,7%, frente al 3,1% previsto. La inflación subyacente también registró una fuerte desaceleración hasta el 2,6%, frente al 3% de septiembre. Sin embargo, conviene mantener la prudencia en relación con la calidad de estos datos, debido a las grandes dificultades provocadas por el cierre de la administración pública durante el otoño: ausencia de datos en octubre, dudas sobre la calidad de los datos de noviembre y posible alteración derivada de una recogida demasiado tardía que, por lo tanto, se traduce en precios alterados por las grandes rebajas del Black Friday.

A pesar de ello, el mercado ha decidido apostar por una desinflación más rápida de lo previsto, alimentando con ello la idea de que los efectos de los aumentos arancelarios ya han quedado atrás. Estas perspectivas han provocado el descenso de los tipos de interés a largo plazo y han tirado al alza de las bolsas. El consenso de mercado prevé una postura más expansiva de la Reserva Federal de Estados Unidos.

En nuestra opinión, la Fed no se desviará de lo expuesto durante su última reunión de política monetaria y mantendrá la prudencia, a menos que el mercado laboral siga deteriorándose o la desinflación se acelere. En estos momentos, la mejora de las perspectivas de crecimiento en 2026, favorable para los activos de riesgo, nos parece coherente con una convergencia de la Fed hacia una postura neutral; así, mantenemos nuestro objetivo para el tipo de referencia en el 3,5 % en 2026, en lugar de una trayectoria más expansiva del banco central.

El BCE camina hacia el statu quo en 2026

Como se esperaba, el BCE no tocó los tipos de interés. La presidenta Lagarde reiteró que el BCE sigue estando en una buena posición desde el punto de vista de su objetivo de inflación, si bien recordó la importancia de mantener la flexibilidad para poder actuar. Los economistas del BCE han revisado al alza sus previsiones de crecimiento, sobre todo para tener en cuenta unas mayores mejoras de la productividad, mientras que la inflación total debería converger hacia el objetivo en 2028 tras situarse ligeramente por debajo del 2% en 2026-2027. En estos momentos, nuestro escenario principal contempla que el BCE mantenga los tipos sin cambios a lo largo de 2026, aunque sigue siendo posible un último recorte de los tipos de referencia. De hecho, mantener la inflación por debajo del 2% durante demasiado tiempo podría ser perjudicial para las previsiones y, luego, una inflación demasiado baja frente al objetivo podría verse agravada por la fortaleza del euro.

En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra hizo buenos los pronósticos y rebajó su tipo de referencia hasta el 3,75% en lo que supuso el sexto recorte desde agosto de 2024. Las últimas cifras de inflación, los anuncios presupuestarios, así como las alzas sostenidas del desempleo, parecen haber motivado esta decisión. Sin embargo, el gobernador del banco central subrayó que las previsiones de inflación siguen siendo un poco altas. Aunque la relajación monetaria va a continuar, el gobernador se inclina por recortes más limitados en un momento en el que los tipos de referencia se aproximan a la neutralidad. Mantenemos nuestra proyección de dos nuevos recortes de tipos en 2026, con una probabilidad nada despreciable de un tercero si las expectativas descienden con mayor rapidez y, sobre todo, se observa una tendencia bajista más acusada en los salarios.

En Japón, por último, el banco central ha subido hoy los tipos de referencia 25 puntos básicos hasta el 0,75 %, su nivel más alto ¡desde 1995!