Payden & Rygel | El déficit fiscal federal de EEUU se disparó hasta los 2 billones de dólares en 2023, es decir, el 7% del PIB. Si se tiene en cuenta que el país no está en guerra ni en recesión, la brecha presupuestaria es enorme. Debido a la creciente carga de la deuda pública, la agencia de calificación crediticia Fitch rebajó en agosto la calificación de la deuda del Tesoro estadounidense de AAA a AA+. Más recientemente, Moody’s, también cambió su perspectiva crediticia de EEUU a negativa, atribuyendo la rebaja a un «debilitamiento significativo de la asequibilidad de la deuda».
Qué ha sucedido
Los ingresos federales disminuyeron en 457.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2023 (comienza el 1 de octubre y finaliza el 30 de septiembre), lo que explica gran parte del sorprendente aumento del déficit total en 2023. Pero el desplome de los ingresos públicos en 2023 fue probablemente “un choque temporal”, según la gestora estadounidense. Los pagos del impuesto sobre la renta de las personas físicas, principal fuente de ingresos del Estado, se redujeron en 456.000 millones de dólares, afectados por la bajada de los pagos del impuesto sobre las plusvalías como consecuencia de la caída del mercado bursátil en 2022. Hay otros factores que influyeron en el recorte de ingresos (el aplazamiento de impuestos para los residentes en zonas catastróficas o la significativamente mejor recaudación por el exceso de ingresos de la Reserva Federal) pero el fundamental es el primero mencionado y, en este sentido, queda un “resquicio de esperanza”, sostienen en la firma: los mercados bursátiles se recuperaron en 2023, y la recaudación adicional de ingresos engordará las arcas en el ejercicio fiscal 2024.
El gasto público total aumentó en 552.000 millones de dólares de 2022 a 2023. En total, el gasto federal ha crecido a un ritmo tasa media del 9% interanual desde julio de 2022, muy por encima del crecimiento medio interanual del 6% de 2014 a 2019. Planes de pensiones (Seguridad Social), prestaciones por desempleo y a veteranos, y atención médica (Medicare) representan el 66% del gasto en el año fiscal 2023. Los tipos de interés y la inflación han impulsado el aumento del gasto de la Seguridad Social y el gasto sanitario en 2023, ya que las las prestaciones de jubilación y desempleo se ajustan a la inflación, y las facturas médicas se han vuelto mucho más caras. Las presiones de gasto impulsadas por los precios pueden bajar “cuando la inflación (con suerte) disminuya en unos pocos años”, señalan.
No obstante, el envejecimiento de la población explica la mayor parte del crecimiento del gasto. En 2022, las personas mayores representaban el 17,3 % de la población de EEUU, frente al 13,7 % en 2010. Pero, como se prevé que alcancen el 20 % de la población total para 2030, las prestaciones de atención médica y jubilación seguirán impulsando el gasto público, advierten en Payden & Rygel.
El riesgo de los intereses de la deuda
Los intereses pagados por la deuda federal están también en el foco. El gobierno de EEUU abonó 659.000 millones de dólares de intereses netos a sus tenedores de deuda del Tesoro en el año fiscal 2023, un 39% más que en el año fiscal 2022. El total asciende al 2,4% del PIB nominal.
Aunque los gastos netos por intereses como porcentaje del PIB siguen siendo inferiores al máximo histórico del 3,1% alcanzado en 1991, los inversores temen que la tendencia al alza de los pagos de intereses de la deuda pueda alcanzar un punto crítico. “Un pago de intereses neto elevado puede ser especialmente alarmante para los inversores porque podría desencadenar un círculo vicioso de la deuda. A medida que aumentan los pagos netos de intereses, el Tesoro debe emitir más deuda para financiar los gastos, lo que conduce a mayores rendimientos y pagos de intereses. Es como pedir más prestado a un tipo de interés más alto para pagar la tarjeta de crédito: la deuda se convierte en una bola de nieve”, explican.
En la gestora recuerdan que cuando el pago neto de intereses alcanzó sólo el 3,1% del PIB en 1991, desencadenó una crisis presupuestaria e impulsó el «Contrato con Estados Unidos» de Newt Gingrich. Y se preguntan si se producirá un episodio similar de quiebra presupuestaria cuando el pago de intereses supere el 3,1% del PIB.
Plantean un abanico de posibilidades. Según las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), los pagos netos de intereses aumentarían del 2,5% al 3,3% del PIB en 2030. Alternativamente, dicen en Payden & Rygel, los pagos netos de intereses podrían volver al 1% del PIB si los tipos de interés regresan rápidamente al límite inferior cero, lo que es poco probable a menos que EEUU experimente una profunda recesión. Sin embargo, si los tipos de interés se mantuvieran altos durante diez años más, los pagos netos por intereses podrían alcanzar el 5% en 2033. “En este caso, el recorte del gasto podría ser más urgente”, subrayan.
Apetito por las emisiones del Tesoro
Finalmente, los expertos de la gestora se refieren a la avalancha de emisiones del Tesoro de EEUU para financiar el déficit: por 2,54 billones de dólares en 2023 y probablemente por otros 2,5 billones en 2024. La buena noticia (por ahora) es que los inversores han absorbido con entusiasmo las emisiones del Tesoro, aunque exigiendo rendimientos más elevados. ¿Pero qué ocurrirá dentro de 10 años?
“El déficit fiscal de EEUU es enorme. Pero, a diferencia de otros países agobiados por la deuda, como Zambia, que recientemente ha dejado de pagar debido a los crecientes costes del servicio de la deuda, EEUU sigue siendo la moneda de reserva mundial. Además, la preocupación por la carga de los intereses netos puede estar fuera de lugar, ya que los recursos nacionales (PIB) dedicados al servicio de la deuda se mantienen por debajo de los niveles registrados en la década de 1990…Los efectos dominó son más complicados de precisar a largo plazo. Pero nadie tiene la clave del futuro. Mientras tanto, el Tesoro cuenta con una solución para el déficit fiscal, y los inversores parecen tener apetito por ella”, concluyen.