El mercado laboral americano, imbatible. Contra pronóstico, el paro baja al 3,4%

Ana Racionero (Intermoney) | El BCE no debía de estar muy conforme con la reacción del mercado puesto que, esta misma mañana, los halcones salían de sus nidos advirtiendo del exceso de optimismo, después de una jornada en la que el “rally” era de tal calibre que la rentabilidad del 10 años BTP llegaba a vivir su mayor caída desde marzo de 2020, descendiendo 39 pb para situarse por debajo del 4%. El euro cedía y el EURUSD retrocedía al entorno del 1.08. De manera que Vasle, Simkus y Kazimir se apresuraban a “poner orden”, diciendo el primero que los tipos subirían 50 pb en marzo para permanecer en terreno restrictivo; el segundo, que la inflación probablemente habría alcanzado su pico, pero no la subyacente; que la subida de marzo podría no ser la última de medio punto, y que no era muy probable una bajada de tipos este año. Y el tercero, que no creía que la subida de marzo fuera la última, que había aún que decidir cuántas subidas más habría después de marzo y que los tipos probablemente permanecerían en el pico durante un tiempo.

La última jornada de esta frenética semana no decaía, y ponía el cierre con multitud de datos. España e Italia publicaban PMIs de enero. En el compuesto, España salía del terreno de contracción con un 51.6 que mejoraba el 51.1 previsto. El de servicios, al 52.7, también mejoraba las encuestas. Italia salía de terreno restrictivo con un 51.2 en el compuesto y un 51.2 en el de servicios. Alemania, Francia y el conjunto de la UE revisaban sus PMI finales al alza en todas sus categorías. Los IPP de la UE descendían en diciembre del 27.1% al 24.6%, aunque menos del 22.4% estimado. La producción industrial francesa sorprendía al alza en diciembre. Datos muy halagüeños, en definitiva, respecto al desempeño de la economía en la Eurozona que confirman que, al menos por el momento, vamos esquivando la recesión.

Los PMI del Reino Unido, aunque permanecían en terreno de contracción, sorprendían también al alza.
Pero el dato estrella de hoy eran las nóminas no agrícolas americanas, dada la preocupación explícita de la Reserva Federal por el recalentamiento del mercado laboral. Y los números, en ese sentido, no eran buenos. Frente a las 223k de diciembre y las 188k que se esperaban, en enero se creaban la friolera de 517k nuevos empleos no agrícolas, es decir, que lejos de destruirse empleo, se generaba, y no poco. La tasa de desempleo, en lugar de subir del 3.5% al 3.6%, como estaba previsto, descendía al 3.4%. El salario promedio por hora caía al 4.4%, aun así, una décima por encima de lo esperado. Así que, en virtud de la máxima reinante de “good news, bad news”, las bolsas caían, al igual que los bonos, pues los datos de empleo apuntan a una inflación, como dicen en inglés, “pegajosa” que va a resultar difícil de eliminar.

Posteriormente conocíamos los PMI, que, por más que continuaban en terreno de contracción, ascendían, mejorando las previsiones. EL índice ISM de servicios se elevaba del 49.6 al 55.2, frente al 50.5 esperado. El de precios pagados ascendía hasta el 67.8; el de empleo, hasta el 50, y, por último, el de nuevas órdenes lo hacía hasta el 60.4, desde el anterior 45.2. Cifras, por tanto, incompatibles con la actual narrativa de próximas bajadas de tipos.

El petróleo continuaba su senda bajista y caía por debajo de los 75 USD por barril, para rebotar después de estas cifras por encima de los 77. El gas ascendía ante las previsiones de temperaturas más bajas. Cerrábamos con una subida generalizada de las rentabilidades, que resultaba bastante más acusada en la zona del diez años, lo que daba lugar a un notable empinamiento de las curvas 2s10s, a pesar de lo cual, las primas de riesgo se estrechaban ligeramente.