Divergencia en la dinámica económica mundial

Francois Rimeu

François Rimeu (Crédit Mutuel AM) | Desde principios de septiembre ha habido un importante flujo de noticias desde los frentes monetario, político y geopolítico para los mercados financieros.

Por un lado, la Fed ha iniciado su ciclo de recorte de tipos con una reducción de 50 pb. Esta decisión no nos sorprende teniendo en cuenta la comunicación previa del banco central, pero, en nuestra opinión, no es necesaria dada la situación actual en Estados Unidos. La economía se está ralentizando, pero desde un punto de vista de crecimiento nominal muy elevado. Además, no vemos signos de una caída violenta del crecimiento al otro lado del Atlántico. La BEA (Oficina de Análisis Económico, por sus siglas en inglés) publicó en septiembre cifras que van en este sentido, con una importante revisión al alza de la RBD (Renta Bruta Disponible) entre principios de 2020 y junio de 2024 (del +7% al +11%). La revisión al alza de la tasa de ahorro del +3,5% al 5,2% en junio de 2024 confirma la buena salud económica del país y la solvencia de los consumidores estadounidenses. Por lo tanto, es probable que las expectativas de bajada de tipos sean demasiado optimistas en Estados Unidos, aunque el riesgo de inflación parece bajo control.

La situación es diferente en la zona euro.  Las dos principales economías de la zona, Alemania y Francia atraviesan grandes dificultades y todos los indicadores adelantados parecen señalar escasas posibilidades de mejora en los próximos meses (PMI, IFO, ZEW, etc.). Aunque las economías del sur de la eurozona evolucionan razonablemente bien, el difícil contexto alemán y francés debería hacer que el BCE se muestre más pesimista a pesar de los riesgos inflacionistas. También mantenemos la prudencia sobre los activos franceses, ante la inminencia de un cambio fiscal que debería afectar negativamente a las previsiones de crecimiento. La reducción de los tipos de interés por parte del BCE en octubre nos parece casi segura, y el riesgo de inflación a medio plazo sigue siendo menor que en Estados Unidos.

El estímulo decidido por las autoridades chinas es otro de los aspectos destacados del otoño. Resulta tentador ignorar este nuevo intento tras el fracaso de las medidas anteriores, pero, en nuestra opinión, sería un error. Los anuncios se dirigieron a varios sectores de la economía y trataron de atajar el principal problema de China: la confianza de los consumidores. La rebaja de 50 puntos básicos de los tipos de interés de los préstamos hipotecarios existentes, la recapitalización del sector bancario (140.000 millones de dólares) y los anuncios de apoyo al consumo (140.000 millones de dólares -sin confirmar, muy probable-) fueron alentadores y podrían invertir la dinámica negativa en la que se encuentra actualmente la economía china. Se estima que el impacto de estas medidas sobre el crecimiento podría situarse entre el +0,3% y el +0,9%. Aunque hay que tomar estas estimaciones con cautela y no son comparables a los planes de recuperación de EE.UU. o Europa tras la pandemia, son mejores que los intentos anteriores. Por lo tanto, creemos que es aventurado alejarse de los activos chinos o relacionados con China, especialmente dado el posicionamiento negativo del mercado.