El riesgo de error en la política monetaria en un entorno tan inédito es elevado

Anna Stupnyska

Anna Stupnytska (Fidelity International) | Es poco probable que el BCE cambie su política en la reunión de esta semana. Esperamos que el Consejo de Gobierno mantenga su postura moderada, pero también que adopte un tono de prudente optimismo en dos áreas. 

En primer lugar, los datos más recientes de la zona euro han sido ligeramente mejores de lo esperado y la campaña de vacunación, que ha comenzado lentamente, se ha acelerado significativamente en las últimas semanas, aunque esto implica riesgos al alza para las perspectivas de más adelante en el año. En segundo lugar, las condiciones de financiación han seguido siendo favorables, ayudadas por la estabilización de los mercados mundiales de bonos durante el mes pasado, a pesar de la persistencia de datos sólidos y de las noticias positivas de estímulo fiscal procedentes de Estados Unidos. Esta es una de las razones por las que el aumento de las compras en el marco del programa de compras de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) desde la última reunión ha estado por debajo de las expectativas: el BCE no ha tenido que intervenir agresivamente para limitar los rendimientos.

En el lado negativo, sin embargo, dos preocupaciones clave dominarían la mente de los responsables políticos del BCE. En primer lugar, la carrera entre el virus y la vacuna continúa y hay algunos signos preocupantes de una cuarta ola creciente en toda Europa (y el resto del mundo). Aunque una vacunación rápida combinada con un retraso en la reapertura puede ayudar a contener la propagación del virus, es la prevalencia de diferentes variantes del mismo -que parecen ser más contagiosas, potencialmente más mortales y más resistentes a la vacuna- lo que introduce más incertidumbre en las perspectivas de la pandemia. En segundo lugar, los dos recursos legales que se han presentado ante el Tribunal Constitucional alemán -uno sobre el PEPP y otro sobre el Fondo de Recuperación y Resiliencia, el FRR- tienen el potencial de ser perturbadores. En particular, si el desembolso del primer tramo del FRR se retrasase hasta finales de año o incluso hasta 2022, plantearía importantes riesgos a la baja para el crecimiento y la inflación de la zona eur, debido a la falta de un estímulo fiscal sincronizado para apoyar la recuperación.

Es probable que los mercados sigan poniendo a prueba la determinación de los bancos centrales de mantener una política acomodaticia, especialmente en el entorno de un mayor crecimiento más adelante en el año inducido por las reaperturas. En este sentido, creemos que los riesgos de la actuación del BCE en las próximas reuniones se inclinan hacia una mayor relajación destinada a mantener los tipos reales en territorio negativo. Aunque, en nuestra opinión, la preocupación del mercado por una reducción anticipada de los estímulos del BCE no está justificada en este momento, el riesgo de que se produzca un error en la política monetaria en un entorno tan inédito es particularmente elevado.