La confianza en la renta variable se encuentra en mínimos históricos

Thomas-Tilse

Thomas Tilse (Allianz GI) | Según la encuesta mundial de Bank of America a gestores de fondos, se mantiene un gran escepticismo sobre las perspectivas económicas para 2023. El 77% de los gestores prevé una recesión en los próximos 12 meses. La estanflación, es decir, el estancamiento económico junto con una alta inflación, sigue siendo la palabra más mencionada. Al mismo tiempo, cada vez son menos los que creen que la inflación subirá aún más. La mayoría de los inversores supone que bajará de nuevo, porque la escalada provocada por la guerra ha tocado techo. En este entorno, no obstante, una subida de la inflación sigue siendo el mayor riesgo y el más citado para el próximo año, seguido de la guerra en Ucrania y otros riesgos geopolíticos. Otros potenciales riesgos a tener en cuenta son la política de los bancos centrales, una profunda recesión y un impago o quiebra empresarial importante. Toda esta situación Ileva a los gestores encuestados a mantenerse cautos en las posiciones de sus carteras. La proporción de efectivo no ha sido tan elevada desde 2008, año en el que empezó la crisis financiera mundial con la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers. El indicador Sentix de confianza de los inversores se encuentra en un nivel igual de bajo (véase el gráfico de la semana). Sin embargo, es curioso que los inversores se planteen dudas al mismo tiempo sobre algunos activos refugio como el dólar. Un número récord de un 72% de los encuestados cree que el dólar está sobrevalorado, la cifra más alta desde la burbuja tecnológica del año 2000.

¿Qué más podemos tener en cuenta? La situación es aún más peculiar si contemplamos solo el grupo de gestores de fondos europeos. Sorprendentemente, el panorama en este caso es algo más optimista.

El porcentaje de los que creen que la situación económica general de Europa será peor en 2023 se ha reducido del 92% en octubre al 73% en noviembre. Al mismo tiempo, los europeos también creen que la inflación bajará el año que viene debido a la actual caída de los precios de la energía, pero creen que los factores que afectarán a la inflación cambiarán, ya que los principales ya no serán los cuellos de botella de las cadenas de suministro, sino una demanda más débil debido al lastre de los elevados precios de la energía. Un asombroso 59% de los inversores profesionales europeos cree que habrá oportunidades en renta variable europea en el próximo año, con el matiz de que las rentabilidades sean de un solo dígito. En este sentido, las expectativas algo negativas de crecimiento de los beneficios se ven mitigadas por las valoraciones más atractivas. Además, el reciente avance de los mercados no se considera sostenible por el momento. No obstante, la evolución positiva de los mercados en las últimas semanas ha aliviado un poco el fuerte escepticismo de los europeos.

En consecuencia, los gestores de fondos encuestados siguen divididos. Los movimientos esporádicos del mercado no facilitan las decisiones a corto plazo. Las rachas positivas responden al miedo a perderse algo (“fear of missing out”). Muchos inversores con posiciones elevadas de efectivo, creyendo que lo mejor es comprar acciones en el punto álgido de una recesión con el fin de posicionarse para obtener unos buenos rendimientos futuros cuando la recesión termine, tratan de anticiparse a esta y entrar antes de lo habitual. Esta actitud se ve alimentada por un enorme consenso entre los economistas de todo el mundo, que prevén una recesión en los próximos 12 meses, opinión que coincide con las “Perspectivas Económicas” de la OCDE publicadas recientemente. Sin embargo, anticiparse a un cambio de tendencia de la renta variable sigue siendo una apuesta arriesgada. Los beneficios y los márgenes de las empresas seguirán bajo presión en un futuro próximo. Por lo tanto, solo queda ir tanteando la situación el año que viene y contar con retrocesos hasta que se pueda constatar realmente una recesión.