La Fed mantendrá los tipos en junio ante la incertidumbre por la política comercial

Michael Krautzberger

Michael Krautzberger (Allianz Global Investors) | El consenso del mercado sobre el crecimiento del PIB real de EE. UU. para 2025 ha pasado del 2,2% a principios de año al 1,2% actual. La pausa arancelaria de 90 días y la reducción al 10% han suavizado los temores del mercado a corto plazo, mientras que la posibilidad de negociaciones comerciales bilaterales con los principales socios de EE. UU. ofrece una perspectiva menos pesimista para el comercio global que la que se temía en abril. Al mismo tiempo, los tribunales estadounidenses han mostrado cierta oposición a los aranceles impulsados por Trump.

Los últimos datos macroeconómicos estadounidenses han sido dispares, reflejo de la incertidumbre generada por los aranceles y su posterior flexibilización. En los próximos meses, veremos en qué medida la reciente debilidad de las encuestas se traduce en datos reales. Los consumidores estadounidenses aún verán cómo sus ingresos reales disminuyen debido al aumento de los precios.

En cuanto a la inflación, el indicador preferido por la Fed (la inflación subyacente del índice PCE) ha mostrado una evolución favorable antes del anuncio de los aranceles, con un incremento interanual del 2,5% en abril. Los últimos datos del IPC subyacente también han calmado los temores del mercado respecto a la inflación a corto plazo. Sin embargo, las expectativas inflacionistas de los consumidores continúan en niveles cercanos a máximos de varias décadas, lo que justifica el enfoque prudente de la Fed en cuanto a su política monetaria.

Ante la intención del Gobierno de EE. UU. de reorientar el debate arancelario hacia medidas que impulsen el crecimiento económico, como los recortes fiscales y la desregulación, los mercados de bonos también están prestando más atención a las preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal de EE. UU. En mayo, Moody’s se convirtió en la tercera gran agencia de calificación en rebajar la calificación crediticia del Gobierno de EE. UU., pasando de su máxima calificación, Aaa, a un nivel inferior, Aa1. 

Además, la Cámara de Representantes ha aprobado en primera instancia un proyecto de ley presupuestaria que contempla varios recortes fiscales sin financiación. Aunque probablemente el Senado introducirá modificaciones antes de que el presidente Trump lo promulgue, el proyecto ya ha generado cierta inquietud entre los inversores sobre las perspectivas fiscales en algunas de las principales economías.

El panorama macroeconómico actual mantiene a la Reserva Federal en una postura de espera. Sus últimos comunicados reflejan una clara reticencia a modificar su postura a corto plazo, ante la creciente incertidumbre sobre el rumbo del crecimiento económico y la inflación. Paralelamente, la presión política sobre la Fed para que flexibilice su política sigue alimentando dudas sobre la credibilidad de su actuación.

Seguimos creyendo que la mejor forma de abordar estos riesgos macroeconómicos y de mercado es a través de estrategias que se benefician del “steepening” (inclinación) de la curva de tipos de EE. UU. además de nuestra inclinación posiciones cortas en el dólar estadounidense.