La fórmula para combatir la inflación es simple: reducir la demanda y ampliar la oferta

Stefan Rondorf (Allianz GI) | En pocas palabras, el actual entorno hiperinflacionario puede describirse como un inesperado y repentino desequilibrio entre la oferta y la demanda. En algunos países, las tasas de inflación en los precios al consumidor se sitúan en los dos dígitos; unas cifras que revelan el desequilibrio que han sufrido muchas economías. Por tanto, la fórmula para combatir la inflación es simple: reducir la demanda y ampliar la oferta. Al menos, este sería el caso ideal.

Entonces, ¿cómo se podría volver realmente al equilibrio? A la hora de reducir la demanda, los bancos centrales desempeñan un papel fundamental, en particular, en lo relativo a la política de tipos de interés. Las subidas de los tipos encarecen los créditos, y la demanda de bienes de capital, de bienes de consumo y de viviendas, por ejemplo, cae por igual. Sin embargo, su efecto tiene un desfase temporal que, en el mejor de los casos, puede preverse de antemano y que, por lo general, es de al menos un año. Mientras tanto, los banqueros centrales, y en particular el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, están esforzándose por mostrar su determinación no solo de forma retórica, como lo demuestran sus últimas declaraciones, sino también con las subidas de tipos de la Fed. Powell hizo hincapié en la necesidad de que el banco central se mantenga firme y advirtió de la relajación prematura de las políticas de tipos, refiriéndose a las lecciones del pasado. Las previsiones de la Fed apuntan a que el nivel de los tipos superará el 4,5% en primavera del año que viene. Y los demás bancos centrales tampoco se han quedado de brazos cruzados. En septiembre, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Suecia, entre otros, aumentaron considerablemente sus tipos también.

Por otro lado, queda la parte de la oferta; ¿qué ajustes podrían aliviar la presión sobre los precios? A corto plazo, la relajación gradual de las cadenas de suministro y de la capacidad de transporte ayudan a aumentar la oferta de insumos como los microchips o la madera para la construcción. En consecuencia, es probable que los precios de determinados productos alcancen pronto su punto máximo. Incluso los precios de la energía en Europa se han suavizado ligeramente gracias a que las instalaciones de e almacenamiento de gas se han llenado antes de lo previsto. Aun así, siguen siendo muy elevados en comparación con los datos históricos. La oferta en el mercado laboral, por su parte, puede aumentarse principalmente a largo plazo, por ejemplo, a través de la inmigración. A corto plazo, la situación sigue siendo tensa. Según un estudio reciente, se ha calculado que la pandemia sigue impidiendo trabajar a cerca de medio millón de trabajadores en Estados Unidos. De estos datos se deduce que la dinámica salarial probablemente no vuelva a relajarse hasta que la demanda de mano de obra sea menor.

En general, para lograr el equilibrio se debería actuar principalmente a medio plazo mediante la reducción de la demanda.

Para los inversores, el proceso para lograr de nuevo el equilibrio implica una constante dificultad y requiere paciencia, ya que no se puede llevar a cabo con un acelerón en el último momento. Sin embargo, las expectativas de la economía y la trayectoria de los tipos de los bancos centrales son ahora más realistas que hace unos meses, lo que se puede interpretar como una señal alentadora.