Los pequeños valores europeos merecen un mayor protagonismo

DWS | El 2023 debería haber sido el año de los valores europeos de pequeña y mediana capitalización (SMC – small and midcaps – por sus siglas en inglés). Tras la Covid y la crisis del gas ruso, se produjo un repunte económico aceptable, con una inflación a la baja y una aversión al riesgo por parte de los inversores. A estos valores no les sirvió de nada. El índice Stoxx Europe Small 200 se mantuvo más o menos a flote este año, con una subida de poco más del 2%, mientras que el Stoxx 600 subió casi un 8%[1]. Como es bien sabido, la mayor parte de la “fiesta” tuvo lugar en Estados Unidos, donde los valores tecnológicos se lo pasaron en grande: el S&P 500 subió casi un 20% y el Nasdaq casi un 50%. Una de las principales razones del bajo rendimiento de los SMC en 2 años puede encontrarse probablemente en el agresivo ciclo de subidas de los bancos centrales, al que los SMC han reaccionado históricamente de forma alérgica. Esta es probablemente la razón por la que los SMC de EE.UU. también han tenido una rentabilidad inferior: en 2023, el Russell 2000 tampoco tuvo un progreso destacado.

En nuestro Gráfico de la Semana, comparamos la relación precio/beneficio (PE) de las empresas europeas de pequeña capitalización, no con el Russell 2000, sino con el índice S&P 500. La razón por la que utilizamos la familia de índices S&P 500 para esta comparación es que el Russell se ve regularmente distorsionado al alza por empresas jóvenes de escasa rentabilidad del sector farmacéutico, mientras que la valoración del S&P 500 se ha visto inflada por las 7 grandes empresas tecnológicas.

En la actualidad, los inversores estadounidenses parecen excesivamente optimistas. Creen que es cada vez menos probable que la Reserva Federal vuelva a subir los tipos de interés y que podría bajarlos antes de lo previsto. Pero el precio de esta relajación monetaria tan esperada es una recesión económica cuyo punto más bajo no se verá probablemente hasta el primer o segundo trimestre de 2024. Al mismo tiempo, el encarecimiento de los costes de refinanciación se está abriendo paso poco a poco en las cuentas de resultados de las empresas estadounidenses. En Europa, en cambio, creemos que ya se ha superado el punto más bajo, como se desprende de indicadores como el índice de gestores de compras (PMI por sus siglas en inglés), que ha tocado fondo desde agosto. Sin embargo, la recuperación de la economía europea no es la principal razón por la que nos gustan tanto las SMC europeas. Más importante es que sus balances parecen sólidos y el crecimiento de los beneficios superior al de los blue chips. Además, muchas de ellas son líderes del mercado en sus nichos y se caracterizan por elevadas tasas de innovación. Por último, pero no por ello menos importante, los accionistas también pueden beneficiarse de las adquisiciones de empresas, que generan primas en el precio de las acciones, aunque la actividad de fusiones y adquisiciones es actualmente muy débil en Europa.

Somos plenamente conscientes de que la diferencia de valoración récord de la renta variable europea con respecto a la estadounidense no garantiza que los SMC europeos vayan a obtener mejores resultados en un futuro próximo. Para que los inversores internacionales recuperen el interés por esta clase de activos, que además lleva casi dos años rezagada con respecto a los blue chips europeos, probablemente tendrán que materializarse los indicios de recuperación en Europa y la promesa de recortes de los tipos de interés por parte del BCE. Pero la sincronización perfecta en el mercado bursátil suele ser más un deseo que una realidad.

Incluso en comparación con los valores estadounidenses, las empresas europeas de pequeña y mediana capitalización han obtenido peores resultados en 2023.

[1] Esta y todas las demás referencias sobre resultados se basan en datos de Bloomberg Finance L.P., a 29/11/23.