Banca March | Ayer se confirmó la entrada en recesión de la economía alemana en 2023. El PIB teutón cayó en el conjunto del ejercicio un -0,3%, tras un +1,8% en 2022, perjudicado por la elevada inflación, la subida de tipos de interés y el alto coste energético. Destacamos en negativo el desempeño de la industria (-2%), pese a la contribución positiva del sector automotriz y fabricación de otros equipos de transporte. Se registró además un mínimo crecimiento en la actividad de la construcción (+0,2%), afectada por el deterioro de las condiciones financieras y el elevado coste de los materiales.
Destacamos igualmente la caída en el consumo de los hogares (-0,8%), lastrado por el efecto precios, y el retroceso del gasto público (-1,7%) por primera vez en dos décadas. En cuanto al sector exterior, las exportaciones cedieron, pero a menor ritmo que las importaciones, -1,8% vs -3%, lo que se tradujo en un saldo positivo del comercio. El déficit público alemán fue del 2% al cierre del año, mejorando el 2,5% del ejercicio precedente y cumpliendo con el 3% establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Datos en definitiva débiles –supone su peor año desde 2009 excluyendo 2020– que confirman el estancamiento de la economía germana y cuya tendencia previsiblemente continuará en 2024.