Intermoney | La reunión de marzo del BCE tenía varios aspectos a destacar, a pesar de estar ante un encuentro transicional. Primero, había muchas expectativas por ver el sesgo del mensaje del banco después de que el mercado hubiese rebajado las expectativas de recortes, segundo por la senda bajista de la inflación, pero sin el dinamismo esperado y tercero por la actualización de las previsiones. Comenzando con la actualización del cuadro macro, nuestro banco llevaba a cabo una marcada reducción de sus estimaciones para el IPC en el presente año para situarla en el 2,3% y apuntar a que el objetivo del 2% se logrará en 2025. Por lo que a la inflación subyacente se refiere el recorte era menor para 2024 (+2,6%), aunque estaría casi en línea con el índice general (+2,1%).
El leve recorte en la proyección del IPC general para 2025 no es un gran cambio, pero tiene un componente simbólico muy alto ya que supone reconocer una fecha concreta en la que el banco alcanzará la meta inflacionista. Las presiones sobre los precios internos siguen siendo altas, en parte debido al fuerte crecimiento de los salarios, pero la senda descendente es una realidad. El mercado interpretaba el empujón a la baja en el pronóstico de inflación del BCE como una señal moderada y de nuevo volvía a descontar un recorte marcado en junio y 100 p.b. en el cómputo del año, aunque la entidad central no haya su orientación sobre cuánto tiempo pretende mantener las tasas en territorio restrictivo, una condición necesaria para recortar las tasas.
De nuevo, se volvía a echar mano de la dependencia de los datos para tomar cualquier decisión. Esto hace que el mercado laboral tenga mucha relevancia y que sirva de trinchera al banco para cualquier tipo de acción. Según Lagarde, se está produciendo una caída en diferentes categorías de inflación incluidos los servicios, aunque las presiones sobre los precios internos continúan siendo elevadas debido al crecimiento de los salarios. El mensaje todavía es algo contradictorio en cuanto a los salarios ya que, aunque Lagarde explicaba que el crecimiento salarial es sólido, también explicaba que hay señales de que está empezando a moderarse.
El apunte de Lagarde lo hace a colación del moderado paso atrás de los salarios negociados en el 4tr23 después de haber tocado máximos. Desde IM hemos defendido que cualquier acción que vaya a realizar el banco estará vinculada a la senda que tomen los salarios. Si nuestro banco central reiteraba que establecerá una política suficientemente restrictiva durante el tiempo que sea necesario, parece claro que como mínimo habrá que ver si en mayo, cuando se publique el dato de negociación salarial correspondiente al 1tr24, se confirma la tendencia bajista. Como ya dijo Lagarde a una pregunta formulada en la rueda de prensa, en el consenso del BCE había un amplio acuerdo general de que se tendrán muchos más datos en junio, aunque es una buena señal que, por ahora, las vacantes estén evolucionando a la baja. El sentimiento generalmente aceptado es que la desinflación todavía no es lo suficientemente sólida ni duradera.
En cuanto a las previsiones de crecimiento, el BCE recortaba la estimación de crecimiento para el presente año, pasando del 0,8% al 0,6% actual, dejando sin cambios el +1,5% del próximo y subiendo sólo una décima la previsión para 2026 (+1,6%). Luego, el panorama de la actividad de la zona euro sigue siendo sombrío en el presente ejercicio, lo que ha llevado a que varios países se vean obligados a acometer determinadas acciones. Por ejemplo, en Francia el ejecutivo está dispuesto a acometer recortes de gasto, mientras que Alemania está considerando llevar a cabo un retoque en los impuestos para tratar de estimular la economía.
Por último, el ritmo de reducción del balance quedaba en un segundo plano. Según el BCE, la cartera de APP está disminuyendo a un ritmo lógico, mientras que de cara al programa de compras pandémico seguirá reinvirtiendo los vencimientos durante el 1S24 para, a partir del segundo, reducir la cartera a un ritmo de 7,5 mm. € al mes de media interrumpiendo las reversiones a finales de 2024.