El euro digital podría no solo sustituir al dinero en efectivo: los costes de financiación de los bancos aumentarían al convertir depósitos en la moneda virtual

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Morgan Stanley | En el mes de julio, el BCE decidirá si «sigue investigando el euro digital o si no dedicamos más recursos a este asunto», según dijo ayer Lagarde, aunque lo cierto es que el plan de un euro digital está cogiendo fuerza. La preocupación del BCE de proteger los modelos de negocio de los bancos supondrá que el eventual despliegue estará muy controlado con limites en el tamaño de los monederos digitales.

  1. RACIONAL: La razón de esta iniciativa es el papel cada vez menos relevante del dinero en efectivo como forma de pago, lo que tiene importantes implicaciones para la estabilidad financiera y la efectividad de la política monetaria. La pandemia ha acelerado la caída en el uso del efectivo, al igual que la aparición simultanea de divisas digitales rivales tanto privadas (Libra/Diem) como públicas (RMB digital en China).
  2. IMPLICACIONES: La principal duda es que un euro digital podría hacer más que solo reemplazar el dinero en efectivo. El público podría llevar dinero depositado en los bancos a euros digitales emitidos por el BCE, y con ello aumentar los costes de financiación de los bancos. El BCE probablemente limite la cantidad de euros que pueden mantenerse en un monedero digital (se habla de 3000 euros por persona), y sería provisto y gestionado por los bancos. Por ello, nuestros macros esperan que el impacto en la rentabilidad y los márgenes de los bancos de la Eurozona en agregado sea limitado. De hecho, si el actual entorno de tipos negativos se mantiene, el impacto en los beneficios de los bancos podría ser incluso positivo.
  3. IMPACTO LIMITADO SI LOS TIPOS TORNAN POSITIVO: Incluso si los tipos se ponen en positivo y los monederos se financiaran completamente por los depósitos de los bancos (reduciendo el total de depósitos en un 8%), el impacto en los beneficios de los bancos seria como mucho del -3%, y probablemente mucho menos ya que el euro digital es ante todo un sustituto del efectivo. El límite de 3000 euros que es razonable para miembros de la eurozona más grandes y ricos podría crear problemas en los bancos de países más pequeños. Una diferenciación en los límites es posible, pero deterioraría la lógica detrás de la unión monetaria. Al estar el uso inicial limitado a residentes, el impacto en el euro seria limitado.