La rentabilidad del bono de EEUU a 10 años sube 33 puntos básicos, hasta el 1,73% en menos de dos semanas, un repunte de casi el 24%

mercado bonos

J.J. fdez-Figares (Link Securities) | Tras un comienzo de ejercicio muy positivo, ayer llegaron las tomas de beneficios a las principales bolsas europeas, lo que llevó a sus principales índices a cerrar con importantes descensos. No obstante, la mayoría de ellos presentan todavía avances en lo que va de ejercicio, a diferencia de lo que ocurre en Wall Street, mercado en el que todos sus principales índices están en pérdidas en lo que va de año, destacando, para mal, el Nasdaq Composite, que cede ya un 3,6%, mientras que el S&P 500 pierde el 1,5%. El Dow Jones, por su parte, lo está haciendo sustancialmente mejor, apoyándose en los valores que mejor se defienden en un entorno de tipos al alza y elevada inflación, concretamente en las grandes compañías del sector bancario y energético, por lo que sólo ha retrocedido el 0,3% desde el comienzo del ejercicio. 

Tanto en las principales plazas financieras europeas como en Wall Street “el factor” más destacable en lo que va de año, factor que está condicionando el comportamiento de los distintos sectores en las bolsas occidentales, es el fuerte repunte que han experimentado los rendimientos de los bonos. Así, y por poner un ejemplo, en poco más de tres semanas, aproximadamente desde el día de Noche Buena, la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense con vencimiento a 10 años, que suele ser el de referencia a largo plazo para muchos inversores, ha subido 33 puntos básicos, hasta el 1,73%, lo que en términos porcentuales supone un repunte de casi el 24%, mucho en tan corto espacio de tiempo. 

Detrás de este negativo comportamiento del precio de los bonos -recordar que los precios de estos activos y sus rendimientos se mueven en sentido inverso- está el hecho de que los inversores están descontando que el impacto en las principales economías mundiales de la nueva ola de la pandemia, ola protagonizada por la variante Ómicron del Covid-19, va a ser muy inferior al esperado en un principio y, por supuesto, también menor al de olas precedentes. Aparte de que el Ómicron, si bien es muy contagioso, es menos dañino para la salud, los inversores consideran que los países están ahora mucho mejor preparados para combatir la pandemia gracias a las vacunas y a los tratamientos desarrollados que, si bien no son infalibles, como demuestra la rápida propagación del Ómicron, sí han logrado minimizar la fuerte correlación que ha existido hasta ahora entre contagiados y hospitalizaciones y muertes. 

Este nuevo escenario “pandémico” está haciendo apostar a los inversores que los bancos centrales no van a dar marcha atrás en su decisión de iniciar la retirada de sus estímulos monetarios, algo que es especialmente evidente en lo que hace referencia a la Reserva Federal (Fed) estadounidense, cuyos funcionarios están dispuestos a luchar contra la alta inflación acabando antes de lo inicialmente previsto con su programa de compra de activos en los mercados secundario y comenzando el proceso de alzas de las tasas de interés oficiales muy probablemente tan pronto como en marzo. Al menos es lo que ayer defendió el presidente de la Fed de Saint Louis, Bullard.

Así, y en un entorno de crecimiento económico moderado pero sostenible, de elevada inflación y de tipos de interés al alza la inversión de tipo “valor” sale en principio muy reforzada, con los valores de sectores como el energético o el de las materias primas minerales, los bancos y las aseguradoras, y muchos valores industriales, como los relacionados con el automóvil, sacando provecho del mismo, mientras que, en sentido contrario la inversión en valores de “crecimiento” y los sectores más defensivos, que tienen en la rentabilidad por dividendo su principal atractivo y que, por ello, se disputan el favor de los inversores con los bonos, salen, también en principio, perjudicados. De momento los inversores parecen que están aceptando esta “premisa” al pie de la letra. Nosotros preferimos huir de estos “dogmatismos” y del “fundamentalismo” inversor tan extendido, ya que creemos que entre los muchos valores de “crecimiento” que han sido literalmente “masacrados” en las últimas sesiones también hay grandes oportunidades de inversión. En ese sentido, señalar que esperamos que muchos de ellos recuperen el “favor” de los inversores en las próximas semanas, cuando den a conocer tanto sus cifras correspondientes al último trimestre del ejercicio 2021, como sus expectativas de resultados para el 2022. 

Hoy esperamos que las bolsas europeas, cuando abran por la mañana, intenten recuperar el buen tono mostrado durante las primeras sesiones del año, aunque de forma moderada. Entendemos que la sesión de ayer en Wall Street, en la que los principales índices cerraron sólo con ligeros descensos, deber servir para tranquilizar los ánimos de los inversores. El buen comportamiento generalizado de las principales bolsas asiáticas esta madrugada entendemos que también servirá en este sentido. 

Por lo demás, y centrándonos en la agenda macro de hoy, cabe destacar, entre todas las cifras e indicadores que se darán a conocer a lo largo del día, los datos de empleo no agrícola estadounidenses, correspondientes al mes de diciembre. Los analistas esperan que en el mes se hayan creado más de 400.000 empleos netos, lo que supondría un avance significativo con relación a los 210.000 empleos netos generados en noviembre. No obstante, debemos resaltar que estas cifras no incluyen en su totalidad el impacto que el Ómicron está teniendo en estos momentos en el mercado laboral estadounidense, por lo que habrá que tomar los datos con cautela. Además, si las cifras de creación de empleo y la tasa de desempleo exceden por mucho a lo esperado por los analistas, podrían provocar nuevas tensiones en los mercados de bonos y, por tanto, en las bolsas, cumpliéndose de esta forma el paradigma de que en algunas ocasiones “las buenas noticias son malas noticias” para los inversores.