La retirada acelerada de estímulos del BCE dificultará la financiación de los ingentes déficit públicos, aunque así se respeta su mandato de intentar controlar la inflación

BCE

J. J. Fdez- Figares (Link Securities) | Tras el fuerte “rally de alivio” que experimentó la renta variable europea y estadounidense el pasado miércoles, ayer estas bolsas volvieron a las andadas, con sus principales índices cediendo al cierre de la jornada parte de lo ganado el día precedente. En ello tuvieron mucho que ver tres factores: i) el fracaso de las negociaciones mantenidas por la mañana en Turquía entre los ministros de Exteriores de Ucrania y Rusia, los cuales no fueron capaces de llegar a acuerdos tan básicos como el de un alto el fuego temporal para permitir la evacuación de civiles y de heridos de las zonas de guerra; ii) el sorprendente anuncio por parte del Consejo de Gobierno del BCE, que se reunió ayer de que acelerará el proceso de retirada de estímulos monetarios, finalizando antes de lo previsto sus programas de compra de activos, algo sobre lo que profundizaremos más adelante; y iii) la persistente alta inflación en EEUU, plasmada en el IPC del mes de febrero, cuya tasa de crecimiento interanual volvió a situarse a su nivel más elevado en cuatro décadas -desde 1982-, al igual que lo hizo la de su subyacente, lo que demuestra que las presiones inflacionistas son generalizadas en este país, afectando a casi todos los productos y servicios. 

Así, y tras haber iniciado los principales índices bursátiles europeos la jornada con ligeros descensos, lastrados por el nuevo repunte del precio del crudo, que se recuperaba de este modo del fuerte descenso que había experimentado durante la sesión precedente, las noticias sobre las fallidas negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia, primero, y el anuncio del BCE, después, provocaron que las caídas de los índices fueran a más. Por la tarde, la publicación del IPC de febrero en EEUU “dio la puntilla” a estos mercados, que veían además como el precio del crudo recuperaba terreno con fuerza. De este modo, los principales índices europeos cerraron el día con fuertes descensos, muy cerca de sus mínimos de la sesión y con únicamente un sector haciéndolo en positivo: el de las materias primas minerales. 

Por su parte, en Wall Street los índices también terminaron la jornada con pérdidas, aunque lejos de sus niveles más bajos del día. En este mercado fueron los valores del sector de la energía, que habían caído con fuerza el martes, los que mejor se comportaron, seguidos a distancia por los de consumo discrecional y por las utilidades, mientras que los valores de “crecimiento”, especialmente los tecnológicos, fueron los que peor se comportaron, muy presionados por el repunte de los rendimientos de los bonos, repunte provocado por la fuerte caída de los precios de estos activos, que reaccionaron mal a la publicación del IPC de febrero, aunque las lecturas estuvieron en línea con las esperadas por los analistas -ver sección de Economía y Mercados-. 

Precisamente las elevadas expectativas de inflación que se manejan para la Eurozona “forzaron” ayer al BCE a anunciar la ya comentada aceleración de su proceso de retirada de estímulos, a pesar de que los economistas de la institución rebajaron a la baja sus proyecciones de crecimiento para el PIB de la región. Entendemos que la posición del BCE, más agresiva en lo que hace referencia al proceso de retirada de estímulos monetarios, nos ha sorprendido a nosotros tanto como a los mercados -el giro a la baja que se dieron ayer los precios de los bonos y el consiguiente repunte de sus rentabilidades creemos que confirma este hecho-. No obstante, el BCE no hace sino cumplir con su mandato, que es el de la estabilidad de precios, algo que, en estos momentos, con la inflación situada muy cerca del 6% en la Eurozona, está lejos de alcanzar. Además, la inflación es muy probable que aumente todavía más en los próximos meses como consecuencia del impacto que en los precios de muchas materias primas está ya teniendo la guerra de Ucrania. Así, y a pesar de que una retirada de estímulos como la anunciada por el BCE puede dificultar mucho la financiación de los ingentes déficits públicos de muchos países de la región, entre ellos el de España, el banco central ha optado por respetar su mandato, cumpliendo con su principal objetivo, que en estos momentos es el de intentar controlar la inflación. De no hacerlo así, entendemos que el BCE podría terminar perdiendo parte de la credibilidad que aún le queda. 

Centrándonos en la sesión de hoy señalar que esperamos que las bolsas europeas abran sin tendencia definida, quizás intentando recuperar algo de lo cedido ayer, pero con los inversores muy preocupados por el cada vez más factible escenario de recesión que afronta la región de cara a los próximos trimestres. En este sentido, si ya se anticipaba que la economía de Alemania podía entrar en recesión técnica -dos trimestres consecutivos de contracción intertrimestral del PIB- tras el decrecimiento que experimentó en el 4T2021 y las expectativas de que, como consecuencia de las restricciones impuestas para combatir la última ola de la pandemia, también el PIB del 1T2022 decreciera con relación al del trimestre precedente, el inicio de la guerra de Ucrania hace casi inevitable este escenario. Así, con la mayor economía de la región entrando nuevamente en recesión, todo apunta que en los próximos trimestres el conjunto de la región podría sufrir la misma suerte, siempre y cuando la guerra de Ucrania no termine pronto. 

Como ya señalamos ayer, si bien es muy normal que en un mercado bajista se produzcan fuertes repuntes puntuales como el que experimentaron las bolsas el pasado miércoles, por el momento la tendencia en las bolsas europeas es bajista. A corto plazo sólo un cambio radical en la marcha del conflicto de Ucrania, conflicto que, como consecuencia de las fuertes sanciones impuestas, va a tener un impacto económico muy superior al inicialmente calculado, podría cambiar esta tendencia en las bolsas. Es por ello quizás el momento de comenzar a apostar por compañías cuyos productos/servicios son de primera necesidad y, por ello, su demanda se defiende mejor en las crisis económicas, tales como las utilidades, las empresas de consumo básico y alimentación, las farmacéuticas e, incluso, algunas tecnológicas como las compañías de software, cuyo negocio lo suele hacer bien en cualquier escenario macro.