Ruido político en Japón: tras la marcha de Ishiba, el próximo primer ministro puede cambiar el rumbo de las finanzas y de la normalización de la política monetaria

El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba. presenta su dimisión

Intermoney | El ruido político estos días no es algo característico únicamente de los franceses. Este fin de semana se produjo la dimisión del primer ministro japonés, Shigeru Ishiba. No es algo que nos cogiera desprevenidos, puesto que su liderazgo ya se puso en duda cuando el Partido Liberal Democrático perdió la mayoría en las elecciones legislativas en la Cámara Alta. En aquel momento, especulábamos con que el primer ministro se mantendría en el cargo para liderar las negociaciones con EEUU en plena guerra arancelaria, pero intuíamos que una vez alcanzado el acuerdo sería poco probable que Ishiba se mantuviera en el cargo tras haber perdido la mayoría en el Parlamento. Tras su marcha, se celebrarán ahora elecciones para elegir al líder del Partido Liberal Democrático el 4 de octubre y, aunque aún no haya candidatos oficiales, será muy importante hacer un seguimiento de los favoritos porque puede hacer cambiar el rumbo de las finanzas niponas y obstaculizar al BoJ su tarea de normalización de la política monetaria.

Por ejemplo, una de las favoritas para ocupar el cargo, Sanae Takaichi, ha defendido recientemente la necesidad de aplicar un programa de expansión fiscal así como una política monetaria más laxa del Banco de Japón. Además, ya que el PLD carece de mayoría en ambas cámaras del parlamento, quien lidere el partido deberá trabajar estrechamente con los partidos de la oposición para implementar políticas y esto inclinaría la balanza en favor de las políticas de Takaichi, que comulga con otros partidos que abogan por una política fiscal expansiva. En ese escenario, la preocupación por las perspectivas fiscales de Japón en el mercado iría aumentando, lo cual sería aún más negativo para los bonos en los tramos largos que ya de por sí están sufriendo aumentos significativos en los rendimientos, por lo que el aumento en la pendiente de la curva sería algo más que esperado.

La buena noticia es que el ruido político se está viendo compensado por unos datos económicos un poco más resistentes. A pesar de la guerra comercial, la economía japonesa creció sólidamente en el 2tr25 a un ritmo intertrimestral del +0,5% (frente al 0,3% de la lectura preliminar) y a un ritmo anualizado de +2,2%. Y la aportación del consumo interno ganó importancia, creciendo éste un +0,4% trim., el doble de lo que apuntaba la estimación preliminar gracias al mayor gasto de los hogares en servicios y bienes semiduraderos, lo cual es una buena señal sobre la confianza del consumidor. Esto, unido al ajuste positivo de los inventarios, consiguió eclipsar el menor empaque del gasto empresarial, que se revisó a la baja para mostrar un avance de +0,6%, frente a la lectura inicial de 1,3%.

Los datos salariales en Japón fueron también una sorpresa positiva, sobre todo si tenemos en cuenta que el BoJ está centrando sus miradas en éstos de cara a orientar su política futura. A primera vista, los datos parecían muy sólidos, con las ganancias salariales avanzando un 4,1% interanual lo que era 1 p.p por encima de las estimaciones y del mes anterior, mientras que en términos reales los salarios volvían a los niveles positivos (+0,5% a.). No obstante, los pagos de bonificaciones (7,9 %) aumentaron significativamente y esto explicaba el aumento tan sólido de la lectura principal. Si nos fijamos en los ingresos en efectivo de la misma muestra, la medida preferida por el Banco de Japón, éstos aumentaron un 2,4% en agosto quedándose ligeramente por debajo de las estimaciones.

Aunque el dato en sí es optimista, no tiene la fuerza suficiente como alterar la agenda del BoJ, y prueba de ello era la bajada de rendimientos en los bonos nipones que se producían tras la publicación. Aun así, la tendencia sigue manteniendo la buena dirección. Además, se verá apoyado por un más que probable aumento del salario mínimo, que se espera que ascienda hasta 1.121 yenes desde los actuales 1.055 yenes, lo que supondría el mayor incremento de la historia. Eso, unido al acuerdo comercial con EEUU, nos inclina a pensar que una próxima subida
de tipos podría estar por venir en el encuentro de octubre. No obstante, existe un mayor riesgo de que las mantenga sin cambios por más tiempo debido a la dimisión de Ishiba.