La próxima retirada de estímulos monetarios por parte de los bancos centrales del G-4 podría ascender a 4 Tr $

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Intermoney | ¿Cuál es la situación de los mercados? Tras una pata bajista en las dos últimas semanas de enero, se trata de dilucidar si hay que seguir la estrategia vigente desde hace doce años (buy on dips) o ver si estamos ante un cambio de paradigma. De momento, la contracción de las cotizaciones ha venido por el lado de las valoraciones, más que de los resultados. A pesar de ello, dichas valoraciones, desde el punto de vista histórico siguen disparadas. El índice Wilshire 5000, el más amplio de los índices americanos, ha rebasado en su capitalización el 200% del PIB americano, que es un dato estratosférico. Cabe recordar que el mínimo, del año 2009, lo marcó en el 53.59% del PIP, que es casi la cuarta parte. Los márgenes empresariales se encuentran en máximos históricos. Me parece complicado que permanezcan ahí. Dos partes fundamentales de los costes (salarios y costes financieros) van a pesar sin duda alguna, por no hablar de las actividades en las que el coste de la energía sea una parte fundamental.

A esto debemos sumar la retirada de estímulos monetarios (algún informe habla de retirada de cuatro trillones de dólares de estímulos monetarios por parte de los Bancos Centrales del G-4) y ver si a estos le sigue la retirada de estímulos fiscales por mor del incremento brutal de deuda que han tenido muchos países (España a la cabeza). Técnicamente, la situación se pone muy fea si perdemos el 4.000 de Eurostoxx o el 4200 de S&P 500, sobre todo por el efecto psicológico, de no tener una vuelta rápida a nuevos máximos como hemos tenido hasta ahora. En los precios de la deuda estamos viendo también los primeros efectos del cambio de dirección de los Bancos Centrales. La deuda italiana a 10 años ha pasado de una rentabilidad del 0.50% en agosto del año pasado al 1.89%. La deuda española a ese mismo plazo, del 0% al 1.13%. Ese diferencial me parece engañoso. Aunque el monto de la deuda pública italiana sobre el PIB es mayor que el de la española, la deuda total del país es inferior, a lo que debemos añadir que Italia tiene superávit comercial y mucha de su deuda está en manos de inversores italianos, mientras que nosotros tenemos déficit comercial y nuestra deuda está en manos de extranjeros en más del 84%. Va a ser difícil ver dónde se asienta el mercado una vez desaparezca el mayor comprador de deuda, que es el BCE. Los movimientos de deuda están viniendo además con un aplanamiento de la curva de tipos (suben más los tipos de interés a corto plazo que a largo plazo) lo que viene a decir que las primeras subidas de tipos van a acabar con la recuperación económica y que esto terminará por provocar nuevas bajadas futuras de tipos de intervención. El dilema ahora mismo es cruel, porque pensábamos que el enemigo de la inflación estaba derrotado hace tiempo. Se ha estirado tanto el chicle y ha subido tanto el apalancamiento en la economía, que una leve subida de tipos puede hacer descarrilar la economía. Pero históricamente y aunque solo esté en los libros de historia, cuando la inflación se dispara el gasto real casi siempre se hunde. Veremos el efecto que tiene haber contratado una hipoteca a cuarenta años en máximos históricos de precios de casas.

La gente va a aprender con sangre el significado de la palabra sensibilidad cuando se aplica al precio de las deudas (una subida de un uno por ciento en tipos de interés puede suponer subidas del 25% en la cuota del préstamo).