La renta fija ha vuelto

Stefan Rondorf, estratega Senior de Inversión, Economía Global y Estrategia de Allianz Global Investors | ¿Ofrecen los bonos oportunidades atractivas ahora que los rendimientos han aumentado durante las últimas semanas? De hecho, los rendimientos de los bonos estadounidenses a largo plazo y del Bund alemán han vuelto a niveles de 2011 y han superado temporalmente el 4,25% y el 2,5%, respectivamente. Para responder adecuadamente, primero echaremos un vistazo a los factores que han impulsado el reciente aumento de los rendimientos de los bonos. ¿Por qué han subido tanto pese a que se acerca el final de los ciclos de subidas de tipos de los principales bancos centrales?.

Tema de inversión: Riesgo y rentabilidad 

    Atrás queda la fase de tipos bajos o negativos. Los bonos vuelven (por fin) a pagar cupones. En conclusión, la renta fija ha vuelto.

    Sin embargo, quienes se fijen en la rentabilidad real (es decir, en lo que queda de la rentabilidad nominal una vez descontada la inflación) y se estén mentalizando de que la subida de la inflación va para largo (entre otras cosas, debido a la desglobalización y la descarbonización) se preguntarán si, desde el punto de vista estratégico, no es mejor optar por otras formas de inversión.

    Pero para obtener una mayor rentabilidad, también hay que estar dispuesto a asumir más riesgos.

    La perspectiva estratégica no consiste en implantar tácticas rápidas centradas en el corto plazo, sino en preguntarse cómo orientar la cartera a largo plazo. Después pueden hacerse ajustes tácticos en la asignación.

    Desde el punto de vista estratégico, es interesante mirar al pasado.

    Si analizamos series de datos amplias, veremos que desde 1801 hasta finales de 2022 la deuda pública estadounidense ha presentado una rentabilidad media del 3,3%, mientras que la de las acciones norteamericanas ha sido del 6,88%. La diferencia radica en la prima de riesgo del 2,84%. Quien hubiera invertido un dólar en bonos al principio de la serie se habría embolsado algo más de 1.300 dólares; si lo hubiera invertido en acciones, se habría llevado más de 2,4 millones de dólares. Lógicamente, nadie vive tanto tiempo, pero aun así es interesante comprobar que, salvo en dos casos, la renta variable ha registrado una rentabilidad adicional en todos los periodos de 30 años, que es un tiempo que puede aprovecharse, por ejemplo, para preparar la jubilación.

Las rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras ni pueden ocultar los riesgos que acechan, pero sí demuestran que en otros momentos de la historia también ha habido una “prima por peligrosidad”.