Las expectativas de agresivos recortes de tipos el año próximo llevan al EURIBOR (3.991%) por fin por debajo del 4%

Ana Racionero (Intermoney) | El increíble “rally” de los bonos en la sesión americana de ayer con motivo del aumento de los “jobless claims”, el descenso de la producción industrial y de los precios de importación y los malos resultados de Walmart, se veía incrementado por la fuerte caída del precio del petróleo, que llegaba a dejarse un 5% hasta mínimos de cuatro meses en un desplome que se veía amplificado por los algoritmos, presionando las rentabilidades de los “breakeven” a la baja. La bajada de las rentabilidades de los UST hacía que el USD se depreciara, siendo en esta ocasión el gran beneficiado el yen, que, ante unas cifras que anticipan una desaceleración de la primera economía mundial, actuaba como valor refugio, al igual que el oro, que subía un 1%. Los bonos europeos se veían arrastrados por los Treasuries y el mercado monetario llegaba a descontar casi 100 pb de rebaja de tipos en la zona euro en 2024. Ramsden, del BOE, se veía obligado a salir al paso para frenar las apuestas de próximos recortes advirtiendo de que los tipos permanecerán restrictivos durante un largo periodo de tiempo.

En China, el Hang Seng perdía hasta un 2.3% debido al desplome de Alibaba, que se dejaba un 10%. El presidente Xi Jinping procuraba por todos los medios conseguir financiación e inversión estadounidense en su visita a San Francisco para paliar la desaceleración de su país, y se comprometía a cambio a adoptar medidas para mejorar las condiciones. El gran incremento de la deuda china para estimular su economía, con un plan de emisión este año de récord que tan sólo el mes pasado se ampliaba en 1 billón de yuanes adicionales para ayudas a catástrofes y proyectos climáticos, ha llevado a que sus tenencias de USTs sufran su mayor retroceso en un año.

La jornada europea se estrenaba con la publicación a las 8.00 cet de las ventas minoristas británicas, que caían por encima de las estimaciones, provocando compras de Gilts que arrastraban consigo a los bonos europeos y llevaban al mercado monetario a descontar por completo los 100 pb de rebajas de los tipos de interés en la zona euro en 2024. El rendimiento del diez años Gilt llegaba a caer 10 pb hasta el 4.05%. La bajada de las rentabilidades beneficiaba especialmente a los países periféricos, que llegaban a estrechar sus primas de riesgo hasta bajar de los 100 pb la española, y hasta los 174 pb la italiana. Italia se enfrenta esta tarde a la revisión de su rating por parte de Moody ́s, aunque las previsiones son de un mantenimiento de éste. La Eurozona publicaba la lectura final de su IPC de octubre, que coincidía con la provisional en un 0.1% mensual, un 2.9% interanual y un 4.2% la subyacente. Villeroy declaraba que la desaceleración de la inflación justificaría por completo una interrupción del ciclo de subidas, y se mostraba confiado en alcanzar el objetivo del 2% de aquí a 2025. Lagarde abogaba por una unión de mercados de capitales y la conversión del organismo de supervisión de valores de la UE en “una especie de SEC” (US Securities & Exchange Commission) del bloque, otorgándole un amplio mandato. Nagel comentaba que los tipos del BCE tendrían que permanecer elevados durante algún tiempo, y que es altamente improbable que los tipos altos terminen en ningún momento cercano, ya que es demasiado pronto para cantar victoria sobre la inflación. Se mostraba igualmente confiado en poder eludir un “aterrizaje duro”. También decía que no estaría claro que el BCE haya alcanzado el tipo terminal dada la incertidumbre acerca de las perspectivas de inflación por la situación geopolítica. Advertía de que no se podrían excluir pequeños aumentos de las reservas mínimas. En España, las transacciones de viviendas caían en septiembre un -23.7% interanual. La renta variable se beneficiaba de las expectativas de próximos recortes de tipos. Las expectativas de agresivos recortes de los tipos de interés el año próximo hacían que el EURIBOR, con un 3.991%, bajara por fin del 4%.

El mercado inmobiliario americano sorprendía con unas cifras de construcciones iniciales, permisos de construcción y viviendas nuevas que superaban holgadamente las estimaciones.