El entorno de baja inflación de China registra ciertos cambios

Jinyue Dong (BBVA Research) | El entorno de baja inflación en China en los dos últimos años, tras ser el país que primero entró en la pandemia y que primero salió de ella, mientras el resto del mundo luchaba contra el virus, ha comenzado a registrar ciertos cambios recientemente al incrementarse el IPC.

  • Son varios los factores macroeconómicos, tanto nacionales como internacionales, que contribuyen a este cambio. Por un lado está la inflación importada de la energía y las materias primas agrícolas debido a las sanciones de los países occidentales a Rusia y, por otro, la estricta política de «tolerancia cero» a la COVID-19 y las medidas de confinamiento en Shanghái impuestas por las autoridades chinas, que han provocado el estancamiento de la oferta y alteraciones en la cadena de suministros.
  • La contención de los efectos de la gripe porcina africana en China, que fue el primer motivo por el que se mantuvo el anterior entorno de baja inflación en el país, también se ha ido disipando a lo largo del tiempo. Los reducidos efectos de base del año pasado también han influido en cierta medida.
  • En un contexto cambiante de inflación, al que se suma la subida agresiva de tipos de interés por parte de la Fed y la reducción de su balance, el margen de política monetaria para que el PBoC rebaje los tipos de interés podría estrecharse, lo que plantea nuevos problemas para maniobrar en el frente monetario a fin de contrarrestar los efectos negativos del confinamiento.
  • En concreto, el IPC de abril subió hasta el 2,1% a/a, frente al 1,5% a/a del mes anterior, impulsado por la escalada de los precios de la energía y los productos agrícolas.
  • De cara al futuro, prevemos que el IPC siga repuntando debido a los reducidos efectos de base del año pasado y los motivos antes señalados, y mantenemos nuestra predicción para el IPC en 2022 y 2023 en el 2,5%.

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