Nicolas Bickel, responsable de inversión en Edmond de Rothschild Banca Privada | Los mercados de renta fija registraron un comportamiento negativo en diciembre, tanto en Europa como en Estados Unidos, a pesar de los nuevos recortes de tipos de la Reserva Federal y el BCE. Tanto el discurso de la Fed como las recientes y sólidas publicaciones económicas, junto con el programa de la próxima administración estadounidense que sugiere que la inflación se mantendrá más alta durante más tiempo, empujaron las yields de los bonos cerca de sus máximos anuales en Estados Unidos. La Fed y los inversores esperan ahora que el tipo de los fondos federales se sitúe cerca del 3,9% a finales de 2025, frente al 3,4% previsto para este vencimiento el pasado mes de septiembre. En este contexto, la curva de tipos estadounidense se ha empinado bruscamente, con un aumento de 60 pb de la yield del tipo a 10 años, que ha pasado del 4,17% al 4,75%. El resultado es su peor comportamiento en los últimos ciclos de recorte de tipos de la Fed.
Los sólidos datos económicos y las nuevas previsiones de inflación y crecimiento de la Fed para 2025 y 2026 pesaron en los mercados y propician un enfoque más cauto.
También es interesante observar que, tras un comienzo bastante bueno, el “Trump trade” también ha perdido fuelle en las últimas semanas. Los sectores favorecidos por el programa económico del republicano han perdido terreno, mientras que habían reaccionado bien en previsión de su elección y tras el anuncio de su victoria.
Las promesas de Donald Trump, ¿inspiran menos confianza entre los inversores? Las declaraciones cambiantes del futuro presidente en materia de política exterior y económica desde su elección, ¿han suscitado dudas sobre las medidas reales que se adoptarán? Los nombramientos, a veces arriesgados, al frente de determinados departamentos, ¿han erosionado la credibilidad de su programa?
Las razones de esta rápida pérdida de impulso en los sectores sanitario, energético, inmobiliario y financiero son quizá más básicas. Es probable que los inversores quieran separar la comunicación de los hechos, y esperar así a las medidas que se pongan en marcha una vez que tome posesión. En este contexto de comunicaciones erráticas, han vuelto a lo que hizo que los mercados tuvieran tanto éxito en los dos últimos años, alimentando los sesgos a favor de las grandes capitalizaciones y la tecnología. Ante la incertidumbre, los inversores han favorecido la gestión pasiva frente a una fuerte anticipación de las tendencias futuras en determinados sectores, como vimos tras la elección de Trump en 2016 o de Biden en 2020. Cuando analizamos las entradas en diciembre en la renta variable estadounidense, podemos observar que se dirigen principalmente hacia el sector tecnológico en lugar de hacia sectores que podrían verse favorecidos por el programa económico de Donald Trump. Creemos que esta situación podría revertirse tras la toma de posesión el 20 de enero y el anuncio de sus primeras medidas concretas.
Por el momento, la euforia ha dado paso a un enfoque más pragmático y prudente en este comienzo de año, y el retorno de la volatilidad previsto para 2025 ha llegado antes de lo esperado.