Inflación y … ¿recesión?

Enrique Marazuela* | Si finalmente se produce la recesión, lo cual dudo, será la más anunciada de la historia. Aunque es cierto que algunos signos –como las subidas de tipos, la inversión de la curva y la evolución de ciertos indicadores– preconizan una desaceleración de la economía, no predeterminan que lleguemos al negativo desenlace de una recesión.

En economía existe recesión cuando hay contracción, es decir, un crecimiento negativo del PIB en un periodo determinado. Se suele aceptar que bastan dos trimestres con evolución negativa para que se considere que entramos en recesión. No obstante, conviene matizar esta idea.

Pongamos el ejemplo de China: su economía ha estado creciendo por encima del 6% en la última década y su PIB se expandió un 2,3% en 2020. En este caso, aunque el creci- miento haya sido positivo, sí percibimos el fenómeno como una recesión, pese a que la tasa haya sido positiva.

El último informe WEO (World Economic Outlook) del Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento global débil, un 2,9% en 2023 y un 3,1% en 2024, frente al 3,4% de 2022. La comparación es aún más decepcionante si tene- mos en cuenta que la media de los últimos veinte años ha sido del 3,8%. Hay desaceleración, sí, pero cifras alrededor del 3,0% no son dramáticas, ya que el PIB global ha estado oscilando en un rango entre el 3 y el 4% en la última década…

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*CFA, CAd, senior member de CFA Society Spain, miembro del Consejo de Inversiones de MdF Family Partners, director de Asuntos Económicos, Universidad Pontificia Comillas y miembro del Consejo Editorial de la revista Gestores.