Madison Faller (JP Morgan) | El BCE ha aterrizado el avión de la desinflación y está rodando hacia la puerta de embarque, ya que los datos de julio confirman que la inflación general de la zona del euro vuelve a estar sólidamente en línea con su objetivo del 2%.
El descenso se ha visto impulsado por el enfriamiento de la inflación de los servicios, la bajada de los precios de la energía y la estabilización de los salarios. Las perspectivas de nuevos avances también son prometedoras: los salarios negociados se han estabilizado, la apreciación del euro está reduciendo los costes de importación y el exceso de capacidad de exportación de China puede hacer bajar los precios de los bienes comercializados. Actualmente, parece más probable que los aranceles estadounidenses afecten a los consumidores estadounidenses que la inflación europea.
Sin embargo, a pesar del aterrizaje suave, la inflación subyacente es ligeramente elevada, y los efectos de segunda ronda están bajo estrecha vigilancia. La política fiscal de Alemania es expansiva, las tensiones comerciales entre la UE y Estados Unidos podrían resurgir, y cualquier reintensificación de las tensiones geopolíticas podría aumentar los precios del petróleo.
En resumen, la tendencia a la desinflación está intacta, pero el tramo final pondrá a prueba hasta qué punto el BCE se siente cerca de su destino. Un nuevo recorte parece estar aún sobre la mesa, es decir, lo que es discutible es el momento, no la dirección….