Los inversores podrían encontrar oportunidades concretas en sectores como las empresas de consumo básico y sanitarias de calidad

Matthew Benkendorf (Vontobel) |  La renta variable global subió ligeramente en abril, ya que las ganancias en Europa y EE.UU. se vieron contrarrestadas por la debilidad de los mercados emergentes. En Estados Unidos, los resultados de las grandes compañías tecnológicas, que superaron las expectativas, impulsaron las ganancias. Sin embargo, persistieron los datos macroeconómicos contradictorios, que afectaron a los inversores y consumidores. A pesar de la caída de la inflación, el crecimiento de EE.UU. se ralentizó hasta una tasa anualizada del 1,1% en el primer trimestre, por debajo de las previsiones, y la medida de la confianza del consumidor del Conference Board de EE.UU. cayó a su nivel más bajo en nueve meses, lo que se suma a los indicadores de una posible desaceleración.

La renta variable europea obtuvo mejores resultados, con Hermes y LVMH registrando fuertes ventas. Al mismo tiempo, las perspectivas macroeconómicas del continente siguieron siendo débiles, ya que el PIB de la zona euro del primer trimestre no cumplió con las expectativas.

La economía de China creció un 4,5% en el primer trimestre, superando las expectativas, aunque las empresas advirtieron de que la recuperación del consumo tardaría en llegar.  Así, las empresas se mostraron cautelosas, y JD.com advirtió de que la plena recuperación del consumo podría requerir tiempo. Mientras tanto, el Politburó chino señaló que era demasiado pronto para endurecer la política monetaria, lo que dio a las acciones chinas un impulso a finales de mes.

La inflación presenta una tendencia a la baja que resulta más lenta de lo que desearían los inversores. La elevada inflación es el resultado de los desequilibrios de la oferta y la demanda derivados de la Covid, los patrones de consumo atípicos de ese periodo, así como el importante estímulo fiscal y el crecimiento monetario. Los retos laborales, agravados por la menor inmigración, son un obstáculo estructural para que la inflación vuelva a situarse en el objetivo de la Fed en EE.UU., sobre todo en el sector servicios. Además, en una recesión, las empresas tendrían menos capacidad para despedir empleados y contener los salarios, lo que provocaría una reducción de los márgenes.

En épocas de inflación persistente, en las que el dinero en efectivo sigue suponiendo un riesgo, creemos que las empresas de mayor calidad se verían menos afectadas y, por tanto, los inversores podrían encontrar oportunidades concretas en sectores como las empresas de consumo básico y sanitarias de calidad, además de las empresas tecnológicas de mayor calidad que pueden crecer a pesar de las turbulencias del mercado.