Hans-Jörg Naumer (Allianz GI) | A principios de la semana pasada, el conflicto de Ucrania provocó una inquietud considerable en las bolsas. La preocupación por una intervención militar hizo que la renta variable retrocediese, mientras que la renta fija se benefició de su rol de “refugio seguro”, y el petróleo y el gas se dispararon. Las cuestiones geopolíticas claramente parecen más importantes para los inversores que la política monetaria en este momento.
El Geopolitical Risk Index o Índice de Riesgo Geopolítico, que hace un seguimiento de las noticias sobre conflictos geopolíticos en 10 destacados periódicos estadounidenses, indica que las tensiones están disminuyendo en los principales países industrializados. Por desgracia, este no es el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania. El porcentaje de artículos de prensa que se refieren a Ucrania se sitúa ahora en el máximo alcanzado durante la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Mientras tanto, la inflación sigue siendo un tema importante. Las esperanzas de que disminuiría marcadamente a principios de este año debido a los efectos de base (y, en caso de Alemania, debido también al efecto de la suspensión temporal del IVA) se han disipado y se están aplazando hacia el verano. Al mismo tiempo, las expectativas de los analistas del mercado parecen haberse desvinculado de los datos actuales. Efectivamente, las previsiones de la encuesta a expertos en previsión económica (Survey of Professional Forecasters) de la zona euro han repuntado, pero muy ligeramente. En un horizonte a cinco años, se espera apenas algo más del 2%. Así se desprende también de los datos de mercado de los swaps de inflación: en un horizonte de 10 años, estos apuntan asimismo a una expectativa de inflación del 2%. En el caso de Estados Unidos, se encuentran algo por debajo del 3% e incluso han retrocedido un poco últimamente.
La relajación de las expectativas de inflación refleja una elevada confianza en que los bancos centrales podrán controlar la evolución de los precios. Esto también podría explicar por qué los rendimientos de la renta fija se han ido desvinculando cada vez más de la tendencia actual de la inflación y siguen siendo relativamente bajos. Como consecuencia, los tipos de interés reales son cada vez más negativos. Se trata de una evolución inusual en términos históricos, como muestra el gráfico de la semana para Estados Unidos. Esto deberían justificarlo los bancos centrales, cuyos balances han aumentado mucho por las compras de bonos y se están reduciendo a distintas velocidades: por ejemplo, el banco central estadounidense, la Fed, comparado con el Banco Central Europeo (BCE), que está actuando más lentamente.
Algo muy alentador es que desde hace ya un tiempo, se observa que el gran número de contagios de coronavirus ya no va acompañado de unas altas tasas de mortalidad, una tendencia que se va acentuando junto con un descenso del número de casos en todo el mundo. De cara al futuro, se observan algunas señales de alivio, que deberían de dar impulso a la economía.