China ha reducido de forma constante su exposición a EEUU como acción preventiva: las exportaciones a EEUU suponían el 3,5% del PIB en 2018, el 2,9% en 2023

China 2025

Intermoney | Tras años de tensiones comerciales entre el mayor exportador y el mayor importador del mundo, China y EEUU, respectivamente, los vínculos directos entre ambas economías han ido disminuyendo de forma constante. Mientras que en 2018 el 21% de las importaciones estadounidenses procedían de China, en 2023 esta cifra había caído al 14%. Por otra parte, mientras que en 2018 las exportaciones a Estados Unidos representaban el 3,5% del PIB de China, en 2023 representaron el 2,9%, una disminución significativa en un período de tiempo relativamente corto. En un entorno de mayor fragmentación comercial entre China y EEUU, y de un aumento significativo del peso relativo de las economías emergentes podemos esperar que China esté más preparada, con rutas comerciales alternativas mejor establecidas y una mayor capacidad para mitigar el impacto de un aumento de los aranceles.

La puerta de atrás le funciona a China

Aunque Estados Unidos ha reducido su abastecimiento directo desde China, otros proveedores extranjeros de bienes importados de EEUU han aumentado su dependencia de las importaciones del gigante asiático. Esta tendencia plantea la cuestión de si la menor dependencia directa de Estados Unidos de los bienes chinos podría haber sido compensada por su mayor dependencia indirecta a través de otros socios comerciales, y si terceros países, como Vietnam y México, están actuando como puerta trasera para que los bienes fluyan hacia el mercado estadounidense. Para el proveedor americano promedio, el 22,0% de las importaciones totales de bienes provinieron de China en 2017.

Esta proporción caía al 17% en 2022. Mientras tanto, la participación de China en las importaciones de bienes estadounidenses ha pasado del 14% al 16%% durante el mismo período.

La reorientación de las cadenas de suministro genera anomalías

Al analizar el comercio entre China y EEUU, el valor de las exportaciones chinas al país americano debería ser menor que el valor de las importaciones estadounidenses desde China. Esto es válido para cualquier relación comercial bilateral. Las cifras de exportación registran el valor de los bienes exportados cuando están a bordo de un barco a punto de salir de un país. Las cifras de importación registran el valor de los bienes cuando llegan a un
país. Entre ambos se encuentra el coste de transporte y seguro de esos bienes, por lo que los valores de
importación serán automáticamente mayores que los valores de exportación. Sin embargo, esto no se cumple. China afirma exportar casi un 19% más de lo que EEUU afirma importar. Esta anomalía es algo que solo ocurre con las exportaciones de China a EEUU y que tampoco se aplica de manera uniforme a todos los sectores: muebles, maquinaria y equipos, equipos eléctricos y plásticos son áreas en las que se producen anomalías significativas. La realidad es que los bienes procedentes de China que se envían a través de Vietnam o México pueden clasificarse como exportaciones a los EEUU por parte de China, pero como importaciones de Vietnam o México por parte de los EEUU.

El “arma” de las tierras raras

El valor estimado de los compuestos de tierras raras y metales importados por los EEUU fue de 190 mill. $ en 2023. En 2023, Estados Unidos dependía en un 100% de las importaciones de galio, y China representaba el 21% de las importaciones de metales, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). La dependencia de las
importaciones estadounidenses era del 82% en el caso del antimonio y de más del 50% en el caso del germanio, y los productos chinos representaban el 63% y el 26%, respectivamente, de las importaciones totales.


Los estadounidenses pueden cerrar las puertas de su conocimiento tecnológico a los chinos, pero la realidad de las cadenas de valor globales hace que esto perjudique a ambas partes. Además, desde el punto de vista tecnológico, China puede presionar a los estadounidenses mediante su dominio de las denominadas “tierras raras” que resultan claves para la fabricación de los productos más innovadores de la industria de la automoción, petroquímica, militar, electrónica o medioambiental. Las “tierras raras”, aunque no son tan escasas en su forma pura como se piensa, sí suelen presentarse en bajas concentraciones y su proceso de extracción es costoso y difícil. No obstante, el gran problema radica en lo contaminante de su procesado y esto hace que el grueso de la producción de la única mina de estos elementos en EEUU sea enviado a China para refinarlo.