Continuismo expansivo, bolsas con potenciales suficientes y riesgos geoestratégicos, fiscales y sobre la IA

Bankinter | El ciclo económico europeo se dinamiza, el americano se debilita un poco y los emergentes consolidan su pérdida de protagonismo. Desde el punto de vista del crecimiento económico global, tiene lugar una redinamización de Europa en combinación con una ligera pérdida de impulso de la economía americana, al tiempo que las economías emergentes siguen apartadas de nuestro universo inversor debido al reposicionamiento geoestratégico de la mayoría de ellas, por no decir de todas. Tal vez – solo tal vez – India termine siendo una excepción positiva.

Tipos de interés bajos e incluso algo más a la baja, pero menos de lo que parece. Aunque la Fed seguirá bajando, el siguiente movimiento del BCE sería más probablemente al alza… en un momento imposible de identificar por ahora. La primera consecuencia de la rápida adopción de la IA será una pérdida de empleo que podría desorientar a los bancos centrales en sus decisiones sobre tipos, particularmente a la Fed. La inflación no es ningún problema, pero tampoco supone una despreocupación absoluta. El equilibrio entre las fuerzas de expansión (economía y beneficios) y de control (bancos centrales) parece estable, ofreciendo un aspecto positivamente continuista y constructivo de cara a 2026/2027.

Los beneficios empresariales europeos mejoran significativamente a partir de 2026, mientras que los americanos permanecen intactos… a pesar de los aranceles. Insistimos, de nuevo, en que, en el medio y largo plazo, las bolsas hacen lo que hacen los beneficios empresariales. O, como afirma Warren Buffett: “El mercado es aquel lugar en que el dinero cambia de manos… desde los impacientes hacia los pacientes”. Por eso, nuestra estrategia de inversión sigue siendo pro-riesgos, favorable para bolsas y bonos, en un mercado apoyado por una abundante liquidez, que da soporte a los precios de los activos, inmobiliarios inclusive.

Los riesgos subyacentes, aunque no se hayan materializado hasta ahora, en absoluto pueden ser ignorados: geoestrategia, hipotética sobrevaloración de la IA e irresponsabilidad fiscal de los gobiernos.- Nunca se debe construir una estrategia de inversión bajo la hipótesis de que los riesgos vivos – los que sean – se materializarán, pero tampoco debe ignorarse su existencia. Y siempre debe estimarse la probabilidad de que sucedan, aunque infrecuentemente pueda cuantificarse de manera rigurosa. Creemos que en algún momento de 2026 el mercado estará sometido a desequilibrios serios derivados, bien de la intensificación del desafío ruso sobre Europa, o bien de la salida a bolsa de compañías de IA a valoraciones que creemos podrían ser arriesgadas (por no decir difícilmente explicables). Ese momento exigirá cierta sangre fría…

Las valoraciones actualizadas continúan ofreciendo potenciales de revalorización suficientes como para reafirmarnos en nuestra estrategia de inversión pro-riesgos, pero son más cómodos en bolsa americana que europea. Creemos en la continuidad del actual ciclo expansivo global, aunque con una clara divergencia entre las economías liberales desarrolladas y el resto. Con una inflación no conflictiva (petróleo “barato”) y tipos de interés bajos. Y beneficios empresariales expansivos a doble dígito, los europeos en proceso de clara mejora. Esto resultará clave para unas bolsas que ofrecen potenciales de revalorización atractivos (rango aproximado +9%/+17%), pero no explosivos. Tendremos un dólar débil durante casi todo 2026, al menos. Puede que hasta 1,22/€, para reforzarse algo al aproximarse las elecciones de medio mandato en noviembre. El yen probablemente también disfrute de un movimiento de vuelta cuando el BoJ suba tipos algo más, de manera que podría evolucionar desde ca. 185/€ hacia 175/177/€. Y seguiremos disfrutando – no lo olvidemos porque es realmente importante – de una abundante liquidez proveniente tanto del propio ciclo económico como del monetarismo extremo aplicado por los bancos centrales, que proporcionará un particular soporte a los activos tangibles (materias primas e inmobiliario).