De Egipto a México, de la República Checa a Ghana… La losa del endurecimiento de la política monetaria en el mundo

Globalizacion

Francisco Vidal (Intermoney) | En China, las autoridades insisten en que respaldarán con sus acciones un escenario de sólido crecimiento económico, si bien la semana pasada empezó en el gigante asiático con el mantenimiento de los tipos LPR a 1 y 5 años en 3,7% y 4,6%, respectivamente. Y mientras en China asistimos a nuevas promesas de apoyo a la actividad que no se concretan en acciones inmediatas, en otros muchos países asistimos a un contexto en el que la política monetaria se pone de lado del enfriamiento de la actividad

Más allá de EEUU, los casos empiezan a abundar en las economías desarrolladas y emergentes, a la sombra de unas tasas de inflación inadmisiblemente altas para muchos bancos centrales. 

En Noruega, este jueves, los tipos aumentaron en 25 p.b hasta 0,75% en comparación con sus cifras del 0% a finales del verano pasado y las previsiones apuntan a que las alzas tendrán continuidad en el país escandinavo. De hecho, el consenso del mercado apunta a niveles del 1,5% a finales de año y, aunque el IPC noruego se situó en un 3,7% a. en febrero, lo cierto es que la avalancha de ingresos inesperados vinculados a las exportaciones de gas natural recomienda la toma de medidas preventivas para evitar peligrosos desequilibrios económicos. En esta línea, el comunicado del Norges Bank apuntaba que las previsiones de tipos han aumentado respecto al pasado y se sitúan en el 2,5% al término de 2023. 

Por su parte, el suizo SNB no siente ninguna presión para endurecer su política monetaria. En febrero, la inflación en Suiza sorprendió al alza ya que se situó en niveles no vistos desde 2008, si bien esto se tradujo en un valor de 2,2% a. que, en los tiempos actuales, equivale a un escenario de mínima inflación. La prioridad del SNB continuará siendo la de evitar el fortalecimiento de la moneda y esto se traducirá en un tono continuista que huirá de los sobresaltos. A la postre, el cruce entre el franco y el euro apuntó hacia la paridad a principios de marzo y, ahora, la moneda de la UEM se intercambia por sólo 1,024 francos mientras que el SNB considera que el “franco suizo permanece altamente valorado”.

En el caso del banco central de la República Checa, la situación es totalmente la contraria. La inflación en el país se situó en el 11,1% a. en febrero, mientras que preocupa la potencial debilidad de la corona. Por el momento, se ha conseguido contener la debilidad de la divisa y ésta cotiza a 24,74 unidades por euro y mejora su promedio de 25,84 de los últimos 5 años. Sin embargo, esto no evita que los consejeros de la autoridad monetaria checa adelanten nuevas alzas de tipos y se especula con que estos podrían superar el 5% el próximo 31 de marzo, después de haber aumentado desde 0,25% en la primavera de 2021 hasta el actual 4,5%. Una situación que no sorprende cuando desde el propio banco central checo llegan a apuntar un pico de la inflación en el rango 13-14% durante el próximo verano, a la sombra de una tasa de paro de sólo el 3,5%. 

De vuelta a la divisa, la autoridad monetaria de la República Checa podría plantear un mayor uso de las intervenciones en los mercados para estabilizarla en caso de necesidad, si bien esto no resultaría un gran problema. Las reservas internacionales del país rondan los 157,5 mm. € y tiene margen para actuar sin excesivas preocupaciones. 

En lo referente al BCE, el debate sobre el futuro de los tipos ha llegado para quedarse y la estructura de fuerzas de los distintos bandos nos resulta muy familiar. El nuevo presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, defiende que el BCE suba tipos este año, si las perspectivas de inflación así lo justifican y, a ojos de un alemán, podemos decir que ya lo hacen

Más beligerante se muestra el gobernador del Banco de Austria, Robert Holzmann, quien defiende que nuestro banco central debería estar transmitiendo ya mensajes claros y contundentes en clave de tipos de interés. En opinión de Holzmann, los cambios en las compras netas de activos del BCE no son comprendidos por el grueso de la población, pero las implicaciones de un alza de tipos son interpretadas más fácilmente. Una cuestión en la que debemos darle la razón, si bien el objetivo en Frankfurt no es acorde con correr en cuanto a la normalización de la política monetaria y, por lo tanto, la guía actual es la adecuada. Una guía que se sustenta en movimientos cuidadosos y progresivos que no inquieten a los mercados y que, posteriormente, se irán filtrando poco a poco desde este ámbito hacia la economía real. 

Fuera de Europa, el jueves, hemos asistido a un alza de tipos de 50 p.b en Méjico hasta 6,5%; movimiento importado desde el norte de la frontera. De forma que debemos prepararnos para la continuidad de las subidas de tipos en Méjico. Mientras tanto, las alzas de tipos en Sudáfrica eran sólo de 25 p.b y esto hacía que se alzasen hasta 4,25%, a pesar de que su situación es envidiable en comparación con otras naciones africanas. 

Por ejemplo, el pasado lunes, en Ghana se acometió la mayor subida de tipos de su historia al incrementarlos en 250 p.b hasta el 17% en un contexto de inflación disparada hasta el 15,7% a. en febrero, si bien lo preocupante es que esta cifra acabe por ser todavía mayor. En este país, los alimentos y combustibles tienen un gran peso en la cesta de la compra y la dependencia de las importaciones en este campo es sinónimo de mayor tensión. Por ejemplo, el país importa el 25% de su trigo de Rusia. 

En el contexto expuesto, el cedi ghanés se ha depreciado algo más de un 20% en lo que llevamos de año frente al dólar hasta intercambiarse por 7,5 unidades por billete verde, lo cual ha enfatizado la necesidad de endurecer la política monetaria. Una mala noticia que se suma al lastre de la deuda pública que ronda el 80% del PIB en una de las mayores economías de África occidental. 

En Egipto, la presión de la salida masiva de los inversores extranjeros hizo ceder a las autoridades que, el lunes, de forma sorpresiva, optaron por devaluar la divisa en un 14% frente al dólar, aunque el pasado miércoles su deterioro ascendía al 17% al situarse en 18,36 unidades por billete verde. Una decisión que se vio acompañada por el incremento de los tipos oficiales en 100 p.b hasta 9,25% en el caso de la tasa de depósito, aunque los grandes bancos del país ya estaban ofreciendo certificados de depósito al 18%. 

Los dólares empiezan a escasear en Egipto y esto complica la importación de productos vitales que, además, ya sufrían un encarecimiento importante. Éste es el caso del trigo que Egipto importa, básicamente, de Ucrania y Rusia y cuya factura para las arcas estatales puede ascender hasta los 5,7 mm. $; cantidad equivalente al 1,6% del PIB egipcio. Unas cifras que no son menores para un país que importa buena parte de sus alimentos y en el que el pan subvencionado supone una pieza clave de la paz social. Esta situación puede sorprender en Europa, pero explica que los inversores foráneos no se sientan cómodos invirtiendo en Egipto cuando los precios internacionales de los alimentos se disparan. Todo ello mientras que los dólares de los turistas rusos y ucranianos en el mar Rojo han dejado de fluir, lo cual complica, todavía más, el hecho de acceder a divisas para pagar importaciones estratégicas. 

En definitiva, cuando se repasa la actualidad de los bancos centrales, la conclusión es que, en buena parte del mundo, su acción jugará en contra de la actividad en los próximos trimestres, bien sea debido a las elevadas tasas de inflación o a la necesidad de estabilizar las divisas. De forma que, desde un ámbito clave, los riesgos para la actividad global son claramente a la baja en el horizonte 2023-2024 y esto no será evitado por los excepcionales estímulos quirúrgicos de entidades tales como el PBoCh.