La factura energética de los hogares europeos, en lo más crudo del crudo invierno

Factura- Electricidad

Rita Sánchez Soliva & Josep Mestres Domènech (Caixabank Research ) | La crisis energética ha provocado un encarecimiento de los precios de la energía que no afecta a todos los hogares de la misma manera, puesto que los recursos y la situación de partida inicial no son los mismos. En este artículo analizamos la situación de pobreza energética de los hogares europeos y el aumento del porcentaje del presupuesto que han dedicado a energía en 2022.

Un hogar sufre una situación de pobreza energética cuando no puede cubrir todas sus necesidades energéticas básicas. Esta situación no depende solo de los precios, sino que es el resultado de una combinación de tres factores: bajos ingresos, elevado gasto en suministros energéticos (en proporción a su renta) y poca eficiencia energética en los hogares. Así pues, la medición de la pobreza energética de los hogares no es una tarea fácil, puesto que debemos analizar múltiples dimensiones y no existe una sola medida que resuma la situación. Dos indicadores a partir de encuestas sobre las condiciones de vida de los hogares que sintetizan bien la problemática son la incapacidad de mantener la vivienda con una temperatura adecuada y el retraso en el pago de facturas energéticas. En la UE, el 6,9% de los hogares no podía mantener la vivienda con una temperatura adecuada en 2021 y un 6,4% se retrasaba en el pago de sus facturas de suministros energéticos. Sin embargo, existen diferencias significativas en las dos dimensiones entre países, y hay generalmente un mayor porcentaje de hogares con dificultades en los países del sur de Europa (véase el primer gráfico).

UE: pobreza energética a partir de encuestas sobre las condiciones de vida de los hogares

Otra manera de analizar la pobreza energética es a partir del gasto en suministros, puesto que puede revelar dificultades a la hora de cubrir las necesidades energéticas del hogar. En la UE-27, un 13,4% de los hogares tuvo un nivel de gasto en energía que estaba por debajo de la mitad de la media nacional (en 2015, último año con información comparable disponible), lo que puede señalar una situación denominada a menudo «pobreza energética escondida». Por otra parte, si medimos el gasto energético en proporción de los ingresos del hogar, se observa que un 15,1% de los hogares tuvo un gasto energético sobre los ingresos superior al doble que la media nacional, un gasto que suele calificarse como «desproporcionado». En ambas métricas, la dispersión entre países europeos es menor, lo que indica que la pobreza energética medida a partir del gasto en suministros era más similar entre países. En España, la situación en ambas métricas en 2020 no había cambiado sustancialmente respecto a los datos de 2015: un 10,3% de los hogares tenía un nivel de gasto muy bajo (13,0% en 2015) y un 16,8% de los hogares un gasto desproporcionado con relación a sus ingresos (14,2% en 2015).

Como vemos, la pobreza energética es un fenómeno multidimensional, por lo que no es fácil estimar cómo la crisis actual está afectando a cada dimensión. Dimensiones como la incapacidad de mantener la vivienda a la temperatura adecuada dependen, sobre todo, de una mala situación ya de partida del hogar, por lo que, según simulaciones de la Comisión Europea, los aumentos de precios de los suministros derivados de la crisis tienen un impacto relativamente pequeño por lo que respecta a esta dimensión. En cambio, estos precios más elevados sí que impactan más sustancialmente en las dimensiones relacionadas con el nivel de gasto.

UE: pobreza energética medida a partir del gasto en suministros energéticos

La factura de energía sube, pero no por igual en todos los países

Centramos el análisis del impacto de la subida de la factura de la energía a las cuatro grandes economías de la eurozona (Alemania, Francia, Italia y España).

Como referencia, en 2020 las familias destinaron al pago de la factura energética el 4,8% de su renta en Francia, el 5,6% en Alemania y cerca del 6,0% en Italia y España. A esto se añade un fuerte encarecimiento de la energía (+72% de subida desde 2021), aunque de magnitud bastante desigual entre países: hasta septiembre de 2022, en Francia alcanza un 40%; en Alemania, más de un 60%; en España, casi un 70%, mientras que en Italia los precios prácticamente se han duplicado. Esto implica que, en 2022, los hogares, de media, han visto incrementada su factura anual en energía en casi 500 euros en Francia, unos 800 euros en España, más de 1.000 euros en Alemania y cerca de 1.400 euros en Italia. De este modo, el esfuerzo de las familias es ahora notablemente superior y, además, se ha ampliado significativamente la divergencia por países: las familias francesas siguen siendo las que menor esfuerzo deben realizar al destinar, de media, el 6,5% de su renta, mientras que en Alemania dedican casi un 9,0%, en España algo más del 10% y, en Italia, más del 12%.

Estas estimaciones muestran cómo, en todos los países, los hogares deben llevar a cabo un mayor esfuerzo en términos de renta para hacer frente al incremento de la factura energética. Los hogares con menores ingresos son los que tendrán mayores problemas para pagar su factura energética, por lo que es clave que las ayudas se focalicen para alcanzar a todos estos hogares con dificultades. Estas ayudas, asimismo, tienen que ir acompañadas con incentivos para el ahorro energético. En este sentido, las señales de precio continúan siendo un elemento esencial para ajustar al máximo la demanda y que los hogares europeos ahorren energía en este crudo invierno.

Gasto en electricidad, gas y otros combustibles, por países