La palabra estanflación, escenario de bajo crecimiento económico y alta inflación, está cada vez más en boca de los inversores

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J. J. Fdez-Figares (Link Securities) | En una nueva sesión condicionada por la guerra de Ucrania, los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses se movieron durante la misma “al son” que marcó el precio del crudo, para cerrar la jornada con fuertes descensos. Así, y desde primera hora del día, las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Blinken, en las que había apuntado a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con los países aliados para prohibir las importaciones de crudo ruso, acción que no estaba respaldada por ninguna alternativa sólida para sustituir la producción rusa en el mercado -sus exportaciones tienen un peso superior al 5% de la demanda mundial-, provocó que en la sesión en Asia el precio de la variedad Brent alcanzara los $ 139 por barril, mientras que el del WTI superaba los $ 130 por barril, niveles que no alcanzaban desde 2008. Aunque, poco a poco, el precio del crudo fue cediendo, ello no impidió que para cuando abrieron las bolsas europeas siguiera mostrando una apreciación cercana al 6%, lo que provocó fuertes descensos en estos mercados al comienzo de la jornada. 

Posteriormente, las noticias sobre una posible reunión entre los ministros de exteriores ruso, Lavrov, y de Ucrania, Kuleba, que se celebraría el jueves en Turquía, fueron recibidas con cierto optimismo por los inversores, lo que provocó que, mientras el precio del crudo se relajaba, perdiendo casi todo lo avanzado desde las primeras horas de la sesión, los inversores se lanzaran a tomar posiciones en renta variable, lo que incluso permitió que algunos de los principales índices europeos llegaran a ponerse en positivo en algún momento puntual. Sin embargo, tras conocerse las exigencias de Rusia para alcanzar un acuerdo de alto el fuego, condiciones que siguen siendo maximalistas y que son las que exigía antes de iniciar la invasión, entre ellas la de que Ucrania cambiase su Constitución para incluir en ella un artículo que le impidiese entrar a formar parte de la OTAN o de la Unión Europea (UE) , el optimismo se desvaneció en los mercados, volviendo el precio del petróleo a escalar posiciones, mientras que los índices se giraban nuevamente a la baja. Así, al término de la jornada, los principales índices bursátiles europeos cerraron con fuertes descensos, con muchos de ellos entrando en mercado bajista, al haber cedido más del 20% desde sus últimos máximos. Sólo tres sectores del Stoxx 600 se salvaron de las pérdidas: el energético, el de materiales y, sorpresivamente, el tecnológico. 

En Wall Street la sesión también fue una montaña rusa, aunque acabó de forma muy negativa, con el S&P 500 registrando su mayor caída en un día desde octubre de 2020; el Nasdaq Composite entrando en mercado bajista; y el Dow Jones haciéndolo en fase correctiva, al ceder al cierre más del 10% desde su último máximo. En este mercado sólo dos sectores se salvaron de las pérdidas: el energético y el de las utilidades. 

Detrás de este negativo comportamiento de la renta variable occidental está el temor de los inversores de que el fuerte incremento que están experimentando los precios de la energía y de los alimentos desde el inicio de la guerra de Ucrania impulse aún más si cabe la inflación al alza, lo que sin ninguna duda terminará pasando factura al crecimiento económico mundial. En ese sentido, ayer se hablaba de que lastraría el crecimiento de la economía de EEUU, llevaría a las principales economías de Europa occidental a las puertas de una nueva recesión, recesión en la que entrarían la mayoría de las economías de los países del Este de Europa, encabezadas por Rusia, cuya economía va a sufrir una fuerte contracción como consecuencia de las sanciones que se le han impuesto tras la invasión de Ucrania. La palabra estanflación, escenario de bajo crecimiento económico y alta inflación, está, además, cada vez más en boca de los inversores. Como señalamos en nuestro comentario del lunes, no es un escenario que en estos momentos se pueda descartar. Además, la capacidad de los bancos centrales para evitarlo es reducida, ya que las presiones inflacionistas vienen del lado de la oferta y no de la demanda, por lo que subir los tipos no lograría en un principio el objetivo de reducir la inflación si no es a costa de penalizar con fuerza la demanda y provocar una recesión. Complicado escenario que sólo se vería aliviado con una rápida resolución del conflicto armado en Ucrania, algo que, por el momento, no vemos realista. 

Es más, hoy cuando abran las bolsas europeas, los inversores deberán “digerir” las amenazas del ministro de Energía de Rusia, Novak, que ha hablado de la posibilidad de cortar el flujo del gas que llega a Europa por el Nord Stream 1, amenaza que, de cumplirse, sería un duro golpe para países como Alemania, Italia o, incluso Francia, con gran dependencia de este gas tanto para la generación de electricidad como para alimentar las calefacciones. Si a esto unimos las presiones del Congreso de EEUU para que el Gobierno Biden prohíba las importaciones de crudo ruso, el panorama en lugar de mejorar parece estar empeorando, lo que debe reflejarse hoy en una nueva apertura bajista de las bolsas europeas, que seguirán de esta forma la estela dejada ayer por Wall Street y esta madrugada por los principales mercados de renta variable asiáticos. Únicamente noticias sobre un posible acercamiento de posturas entre Rusia y Ucrania podrían frenar en el corto plazo las caídas en las bolsas occidentales. Por tanto, habrá que estar muy atentos a lo que vayan publicando las distintas agencias internacionales de noticias.