La UE en la trampa americana: un impuesto exorbitante que no se basa en otra cosa que en el riesgo de aislarse del mercado estadounidense

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Philippe Waechter (Ostrum AM) | La Unión Europea y Japón libran la misma batalla. El arancel es el mismo (15%), la excepción sobre el acero y el aluminio es idéntica al 50%, el mercado se abre más a las empresas americanas y Europa se compromete a invertir 600.000 millones de dólares. Japón se quedó en 550. De momento no tenemos la clave del reparto de los beneficios de estas inversiones (en el caso de Japón es del 90% para EEUU). Los europeos también comprarán 750.000 millones de energía en los próximos 3 años (principalmente GNL, lo que aleja a Europa de sus objetivos climáticos) y gastarán abundantemente en equipamiento militar estadounidense.

En «La trampa americana» mencioné la dependencia del resto del mundo de los consumidores estadounidenses. Los acuerdos de la UE y Japón refuerzan esta idea. Para seguir dependiendo del mercado estadounidense, europeos y japoneses están dispuestos a pagar un impuesto exorbitante que no se basa en otra cosa que en el riesgo de aislarse del mercado estadounidense. (La idea del documento era afirmar que el ciclo mundial hacía tiempo que había pasado a depender del consumidor estadounidense, de tal manera que el impulso macro dependía de ellos. Una vez consolidada esta situación, el aumento de los derechos de aduana atrapa al resto del mundo, que debe pagar para mantener su dinámica cíclica).

Europa tiene tanto miedo de aislarse de Estados Unidos que las negociaciones sólo se refieren a las mercancías y no al conjunto de bienes y servicios cuyo comercio está equilibrado. Por tanto, Europa no se dará a sí misma la capacidad de una forma de independencia tecnológica, ya que el desequilibrio en los servicios está ligado en gran medida a la tecnología.

Esto significa que la esperanza de Draghi de invertir masivamente para estabilizar el retraso tecnológico con respecto a los estadounidenses es ahora sólo una idea, un sueño que ha pasado. La capacidad de generar una fuerte dinámica de ingresos ha sido una quimera. La dinámica de los ingresos se convertirá en una auténtica lucha de poder en Europa, ya que el pastel no va a crecer significativamente. Tendrá que repartirse entre los activos y los inactivos, y también entre los activos. La dinámica social será interesante pero muy peligrosa.

Así que, efectivamente, todo el mundo está contento de tener un acuerdo porque reduce la incertidumbre y podría haber sido peor. Es cierto, pero ahora la mayor dependencia de Estados Unidos es probablemente peor a medio y largo plazo.

Es un día triste para Europa, donde cada cual ha defendido sus intereses corporativos (mi coche, mis productos químicos, etc.) en detrimento de una opción común. Podemos ver claramente aquí el impacto de la fragmentación de Europa denunciada por Enrico Letta. No hay campeones europeos, sino campeones nacionales que se esconden detrás de sus gobiernos. Europa será menos que un sueño, y tendremos que movilizarnos para mantener viva la idea.