Optimismo desde Bruselas para España: el PIB crecería un 2,9% este año, y un 2,3% y 2,0% en 2026 y 2027, respectivamente, sostenido por el mercado laboral

Proyecciones de otoño de la CE

Intermoney | Como viene siendo habitual en los lunes, la agenda macro en cuestión de datos venía escasa, pero
la publicación de las nuevas previsiones de otoño de la Comisión Europea sí despertaba el interés. Tras capear mejor de lo previsto el tenso escenario comercial, la CE ofrecía una visión más halagüeña de la actividad en bloque de la moneda única. En concreto, las proyecciones apuntan a que la actividad aumentará un 1,3% en 2025, cuatro décimas más que lo pronosticado en primavera, para después ralentizar levemente a un 1,2% en 2026 y volver a arrojar un rebote hasta 1,4% en 2027. Aunque se puede seguir hablando de cifras modestas, es claro que el acuerdo comercial alcanzado en agosto con EEUU ha contribuido a rebajar la preocupación y revisar al alza las estimaciones de todos los organismos. Lo interesante es que estas cifras de la CE son más optimistas que las apuntadas por el BCE (1,2% en 2025 y 1,0% para 2026). Desde Bruselas no sólo se destacaba el rendimiento del aumento de las exportaciones a principios de año, sino también a la inversión en equipos y activos intangible.

De cara al futuro se ofrece la idea de que las condiciones clave para la expansión de la actividad económica siguen vinculadas a la renta real disponible de los hogares y su aumento, a la revisión al alza del resto de áreas económicas y la transferencia de fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. No obstante, existen ciertos riesgos provenientes de la apreciación del euro y la incertidumbre que no conviene olvidar. También se hace patente que el bloque continúa avanzando de manera desigual si vemos el desempeño de sus distintas economías.

Para España, el crecimiento del PIB se proyecta en el 2,9% para este año, y un 2,3% y 2,0% en 2026 y 2027, respectivamente. Todo eso se apoya en el buen comportamiento del mercado laboral, que sostendrá el consumo privado, y por la contribución de la inversión.

En cambio, nuestros vecinos galos apenas verán un crecimiento del 0,7%, 0,9% y 1,1% en el presente y los próximos dos años. También en la locomotora europea se espera que el crecimiento no sea demasiado robusto, si bien del 0,2% para este curso se prevé que se pase a un 1,2% en los siguientes dos años, beneficiándose de los planes de gasto en defensa infraestructuras. Cuestión distinta son los efectos negativos derivados de estos planes de gasto.

En conjunto, el aumento del gasto en defensa desde el 1,5% en 2024 al 2% en 2027 hará que el déficit público de la UE aumente del 3,1 % del PIB en 2024 al 3,3 % en 2025 y 2026, y al 3,4 % en 2027, mientras que la deuda pública lo hará desde el 82% del PIB al 85% en ese mismo periodo y del 88% al 91% si tenemos en cuenta sólo el bloque del euro.

En cuanto al frente de los precios, para todo el horizonte de previsión se estima un IPC muy cercano al objetivo del 2%. Sobre los principales quebraderos de cabeza, es de esperar que los precios de los servicios y los precios de los alimentos se debiliten gradualmente a medida que se desacelere el crecimiento de los salarios y se alivien las presiones en la cadena de suministro de la industria alimentaria.