Unos resultados empresariales mejores de lo esperado están dando esperanzas a los mercados

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Ana Racionerp (Intermoney) | Abríamos la semana con noticias nada halagüeñas de China. Y es que el gigante asiático se veía obligado a bajar el tipo de interés del yuan ante las malas perspectivas económicas. Los nuevos brotes de COVID durante el mes de julio pesaban sobre los ánimos de los consumidores y empresarios, haciendo caer el gasto y, de este modo, disipando la tímida recuperación que su economía parecía haber vivido en junio con la reapertura de los confinamientos. Por si esto fuera poco, la ola de calor y el escaso caudal de los ríos (del que dependen para la generación de energía hidroeléctrica) obligaba a la provincia de Sichuan a pedir el paro de algunas plantas industriales a fin de asegurar la electricidad de los hogares. Al hilo de China, hay que comentar que EE. UU., que parece decidido a poner a prueba su reacción, enviaba a Taiwán otra delegación del Congreso, esta vez liderada por el senador Ed Markey, para una visita de dos días.

Los malos datos ponían a los mercados en modo “risk off” y a la búsqueda de activos refugio, lo que se traducía en compras de bonos y subidas del USD. El crudo cedía, como es habitual cuando la economía china da señales de enfriamiento, así como por las previsiones de un aumento del suministro por parte de Irán. Las rentabilidades de los bonos caían y las primas de riesgo se abrían.

El gas continuaba escalando debido a las altas temperaturas y el bajo caudal de los ríos, lo que incrementaba la demanda.

Las bolsas europeas subían, pese a todo, debido a unos resultados empresariales mejores de lo esperado durante el segundo trimestre, y siguen apuntando a un rendimiento sostenido en el segundo semestre de 2022, a pesar de los crecientes indicios de recesión. Y es que, en efecto, el riesgo de que la UE entre en recesión ha aumentado, según las encuestas a economistas, a niveles no vistos desde noviembre de 2020. La escasez de energía amenaza con aumentar más aún una inflación que ya se halla en niveles récord, las probabilidades de una disminución de la producción durante dos trimestres seguidos han aumentado al 60% desde el 45% de la encuesta anterior, y se espera que Alemania, también conocida como “la locomotora de Europa”, entre en estanflación en este mismo trimestre dada su exposición a los cortes de suministro del gas ruso. Por si todo esto era poco, los cuellos de botella que sufren las “comodities” se están viendo agravados por unas históricas sequías a lo largo y ancho del continente europeo, afectando al nivel del agua de los ríos y entorpeciendo de ese modo el transporte fluvial. La inflación para el conjunto de la Unión para este año se estima que termine alrededor del 8%, cuatro veces el objetivo del BCE. El mercado descuenta una subida de 50 pb en septiembre que eleve el tipo oficial del euro al 1%. La siguiente subida se descuenta para marzo por una cuantía de 25 pb.

La bajada de tipos por parte de China favorecía a las bolsas, ya que daba esperanzas a los inversores de que los principales bancos centrales reconsideren sus políticas de tipos al alza, máxime ante los recientes signos de moderación de la inflación. Unos resultados empresariales mejores de lo esperado también están dando esperanzas a los mercados de que la recesión sea más suave y de que las empresas sean capaces de capearla.

Sin embargo, a las 14.30 se publicaba el Empire State Manufacturing Survey, la encuesta manufacturera que realiza la FED de Nueva York, el cual caía en agosto al -31.3 frente al 5.0 esperado en lo que era su segunda peor lectura desde que hay registros, lo que, unido a la escasa liquidez del día de hoy, desataba fuertes ventas de bolsa, dado que el mercado interpretaba el mal dato como un adelanto del ISM manufacturero de agosto.