BoJ: Entre la espada y la pared

Intermoney | La débil demanda vista recientemente en las últimas subastas de bonos soberanos japoneses,
en concreto en los tramos largos, nos llama la atención. Al comienzo del año habíamos visto como los inversores nipones habían vendido deuda gubernamental de la Eurozona a un ritmo no observado en más de una década en detrimento de deuda de otras regiones. Esto se podía justificar por las rentabilidades atractivas que ofrecía la deuda del país asiático. No obstante, el poco atractivo de las últimas emisiones nos lleva a conjeturar que, sin el apoyo de BoJ, los inversores pueden ser más escépticos sobre la hoja de ruta y una deuda pública que se situaría
por encima del 260% del PIB.

La preocupación por las subastas de bonos japoneses surge a medida que el Banco de Japón reduce sus compras de bonos y las expectativas de inflación aumentan ligeramente. La inusual iniciativa del Ministerio de Finanzas de sondear a los participantes del mercado para conocer la opinión sobre las emisiones también refleja esas dudas. El BoJ ha sido durante mucho tiempo el mayor tenedor de bonos del gobierno japonés con un 52% del total de la deuda emitida. Con Japón experimentando un aumento de precios, el banco ya no se centra en impulsar la economía mediante la compra de bonos. Hasta la fecha, el BoJ ha recortado 21 billones de yenes de su
balance y ha reducido las compras de deuda en 400 mm. de yenes cada trimestre.

Normalmente, las aseguradoras japonesas y otros inversores institucionales eran actores de mucha importancia para las necesidades de financiación, pero esta vez no están cubriendo la demanda. Además, la demanda extranjera es insuficiente. En abril adquirieron 2,3 bill. de yenes, lo que supone una cifra récord, aunque podría ser temporal si la enmarcamos en el movimiento de huida de EEUU. La débil demanda de bonos y, como resultado, el aumento de los rendimientos, pueden aumentar los costes de endeudamiento para el gobierno, las empresas y
los consumidores nipones.

La cuestión para Japón es compleja ya que debe de mantener los tipos de interés bajos debido a que para las aseguradoras de vida el aumento de los rendimientos de los bonos puede significar grandes pérdidas. Sin embargo, la subida de la inflación obliga al BoJ a actuar. Se especula que el Ministerio de Finanzas de Japón podría considerar reducir la emisión de deuda con vencimientos más largos para equilibrar la oferta y la demanda, aunque por el momento son elucubraciones.

Esto hace que la reunión del presente mes del BoJ sea mucho más interesante de lo normal. Por lo pronto, la deuda nipona a 20 años situaba su rentabilidad en 2,378% y el papel a 30 en 2,88%. Mientras, el bono a 40 años lo situaba en 3,32%.