Europa: los beneficios caen cerca del 10% en un año

Edmond de Rothschild | Tras la postura más acomodaticia de Jerome Powell y una fuerte caída de las yields de los bonos a principios de mes, el periodo analizado fue más comedido, aunque persistió la volatilidad. Varios funcionarios de la Fed salieron al paso para afirmar que no se podía descartar totalmente otra subida de tipos. Cualquier bajada importante de los tipos de interés conduciría a una relajación de las condiciones financieras, y eso a la Fed no le entusiasma. El efecto de la pausa de la Fed sobre los préstamos quedó patente en la encuesta trimestral de los bancos estadounidenses. Esta reveló que las condiciones se habían endurecido y que la demanda seguía cayendo, pero menos que en el trimestre anterior. El Banco Central de Australia subió los tipos 25 pb tras una pausa de cuatro meses, alegando que la inflación era más persistente de lo previsto y que quedaba un largo camino por recorrer antes de alcanzar los objetivos de inflación. En China ocurrió lo contrario: El IPC bajó un 0,2% en octubre, más de lo previsto. Las exportaciones también cayeron más de lo previsto, reforzando la preocupación por el crecimiento. La ralentización económica también es visible en la eurozona, donde las ventas al por menor cayeron un 0,3% en septiembre (-2,9% en 12 meses).

Los mercados de renta variable también se calmaron tras la fuerte subida de la semana anterior. A medida que la temporada de resultados se acerca a su fin, los resultados son optimistas en Estados Unidos, donde el crecimiento anualizado en el tercer trimestre se situó en torno al 3%. El panorama es más decepcionante en Europa, donde los beneficios cayeron cerca de un 10% en un año, arrastrados por la energía y las materias primas.

Mantenemos cierta cautela a medio plazo debido a la persistencia de unas duras condiciones financieras que repercutirán en la economía real. Sin embargo, la pausa de la Reserva Federal de la semana pasada podría apuntalar los activos de riesgo a corto plazo, por lo que hemos aumentado tácticamente nuestras ponderaciones en renta variable. Nos sigue gustando la duración. Su atractivo se ha visto reforzado por la actitud de espera adoptada por los bancos centrales y sigue ofreciendo protección contra los riesgos geopolíticos y una desaceleración económica.