Santander | Tormenta perfecta. De datos económicos peores de lo esperado, inflaciones por encima y bancos centrales retrasando el timing de los recortes de tipos. Ampliaciones generalizadas en un entorno además muy rico de primario. En EEUU, día de más actividad del año en el primario con $30mm ($23mm entre JPM, MS y Wells) y en Europa, también rico con €10mm. Eso sí, la demanda sigue siendo buena con un b/c medio de 3x ayer y con emisiones como el híbrido verde de EnBW superando las 7x. La chispa del repentino cambio de sentimiento fueron las palabras de Waller a última hora de la jornada europea. Y es que fue precisamente su discurso de noviembre la chispa que inició un rally inédito en los mercados al afirmar que la Fed tenía bajo control la batalla más dura en toda una generación contra la inflación.
Pues bien, ayer apostó por un tono de mayor cautela: “necesitamos tomarnos nuestro tiempo para asegurarnos que hacemos bien las cosas” y ser “metódicos y cuidadosos”. Viraje que no debería sorprender en exceso tras los payrolls e IPC de diciembre y, sobre todo, ante la agresiva relajación de las condiciones de financiación que ha causado el rally en los mercados de las últimas 9 semanas de 2023. Por cierto que, al igual que Logan, Waller también se mostraba ayer abierto a discutir una ralentización de QT este año. Las ampliaciones del contado (c3pb en IG) superaban con creces las del Main/Xover (+0/+2pb) con las bolsas también abajo al son de un sell-off de tipos sobre todo concentrado en USTs (10Y +12pb) e iniciado tras los comentarios de Waller.
Las ampliaciones se multiplican en la apertura hoy ante los datos económicos en China, de inflación en RU y tras unas palabras de Lagarde a primera hora que confirman el tono de Davos: el pricing de mercado es agresivo y no habrá recortes de tipos hasta el verano. En definitiva, tono muy similar al arrojado ayer por Villeroy, Muller, Simkus, Valimald o Nagel. Parece claro que la encuesta CES del BCE publicada ayer y que apunta a una inflación lejos de estar desanclada y a unas expectativas de inflación a la baja que deberían de contener parte de la presión en las criticas negociaciones salariales del 1S24, pasan ahora a un segundo plano.