Lagarde se equivoca, otra vez

Pablo Duarte, Senior Research Analyst para Flossbach von Storch | Tal y como se esperaba, el BCE anunció su segunda bajada consecutiva de sus tipos de interés en 25 puntos básicos. La justificación principal fue la reducción de las tasas de inflación y la desaceleración de la economía. Sin embargo, los datos macroeconómicos más recientes sugieren que esta decisión puede ser riesgosa.

La presión inflacionista sigue al alzaEn contraste con los Estados Unidos, la presión inflacionista de la eurozona sigue al alza. Según los datos más recientes, los salarios en Alemania, la economía más grande de la eurozona, aumentaron un 5,7% en el segundo trimestre del año a comparación de un 3,8% en los EE. UU. Dado que la productividad laboral de la zona del euro no da señales de mejoría, es muy difícil para las empresas compensar el aumento de los costos laborales sin aumentar los precios de sus productos. De hecho, los costos unitarios laborales vienen aumentado a más del 5% interanual, comparado con 0,4% en los EE. UU. Esto se ve reflejado en la inflación subyacente anualizada de los últimos tres y seis meses que continúa por encima del 3%.

Por otro lado, la eurozona sigue en estanflación, es decir, una inflación alta con estancamiento económico. Especialmente la economía alemana sigue contrayéndose y el sector manufacturero de la eurozona no levanta cabeza.El modelo económico que llevó a que los bancos centrales creyeran erróneamente que la inflación sería temporal sigue guiando las decisiones de política monetaria. Este modelo se basa en la curva de Phillips que sugiere una relación inversa entre inflación y producción. Si la producción está por encima de su potencial, la producción se sobrecarga y los precios suben. Si bien es cierto, Christine Lagarde enfatizó, como lo hace en cada conferencia de prensa, que el BCE solo actúa “en función de los datos”.

Sin embargo, la selección de los “datos” refleja que su modo de ver la economía no ha cambiado. En vez de fijarse en indicadores de la masa monetaria, los cuales habrían pronosticado correctamente el retorno de la inflación, se siguen enfocando en indicadores de la economía real buscando señales de recalentamiento y enfriamiento de la economía en el mismo espíritu de la curva de Phillips.Seguir bajando tasas de interés con una presión inflacionista al alza y una base monetaria que sigue significativamente por encima de su promedio de los últimos diez años puede ser riesgoso para una eurozona con un crecimiento que sigue débil. Además, un choque geopolítico que nuevamente aumente los precios de la energía o los alimentos impulsaría la inflación una vez más.

Adicionalmente, si gracias al rápido aumento en la productividad la presión inflacionista en los EE.UU. baja más rápido que en la eurozona, el euro tendería a depreciarse nuevamente, lo que a su vez aumentaría los precios de los bienes importados.En general, los riesgos de un incremento de la inflación no son menores. Para lo que queda del año el BCE tendrá el reto de interpretar correctamente los datos, a pesar de su enfoque en el modelo económico que los hizo errar hace tres años. Los inversores a corto plazo seguramente seguirán el enfoque de los bancos centrales porque la evolución de los tipos de interés es importante para ellos. Sin embargo, los inversores a largo plazo deberían vigilar la evolución de la oferta monetaria, ya que influye considerablemente en la inflación y puede obligar a los bancos centrales a corregir su política de tipos de interés más adelante.