Edmond de Rothschild AM | La primera semana de Donald Trump en la Casa Blanca estimuló los mercados financieros e impulsó los índices a nuevos máximos. En las horas siguientes a su toma de posesión, firmó una serie de decretos presidenciales. Sin embargo, los inversores no se inmutaron, ya que las promesas de campaña sobre inmigración y aranceles a la importación, las que se consideraban más susceptibles de desatar una segunda oleada inflacionista, se pospusieron para más adelante.
México y Canadá pueden haber sido advertidos de una posible subida del 25% de los aranceles a partir del 1 de febrero, pero Europa y China, por el momento, se han librado. Como indicó el Washington Post el 3 de enero, Donald Trump quiere analizar más a fondo los déficits comerciales antes de decidir medidas drásticas. Esta cautela reduce la probabilidad de una guerra comercial con China, especialmente tras la «amistosa» llamada telefónica del nuevo presidente con Xi Jinping. Donald Trump dijo que prefería no tener que utilizar aranceles aduaneros contra China y los mercados de renta variable chinos repuntaron al final del periodo. La paciencia mostrada por el hombre cuyo apodo era Tariff Man durante su anterior mandato es una agradable sorpresa. No obstante, el arma arancelaria sigue siendo una espada de Damocles sobre las empresas europeas y chinas que habían estado explorando nuevas vías de crecimiento con los consumidores estadounidenses. El mero análisis de los déficits comerciales de Estados Unidos con estas dos zonas no les sacará de apuros.
En su discurso televisado en el foro de Davos, Donald Trump presionó a la OPEP para que redujera los precios del petróleo aumentando la producción, lo que haría bajar los precios al contado. También pidió a la Fed que bajara los tipos de interés. Por otra parte, ya no habla de recortes fiscales para las empresas, sino que dijo que quería prorrogar los concedidos durante su primer mandato, ya que expiran este año.
Los mercados encontraron otros factores de apoyo además de los anuncios del 47º presidente de EE.UU.: el alto el fuego en Gaza, que debería ayudar al retorno del comercio marítimo en el Mar Rojo, la mejora del PMI manufacturero en Europa tras el fuerte repunte de los datos estadounidenses y, las excelentes cifras del cuarto trimestre en EE.UU., especialmente para los bancos.
Asimismo, el Banco de Japón consiguió subir sus tipos de referencia sin desvanecer el entusiasmo del mercado. Esto se debió a la mejora de las habilidades de comunicación antes de la reunión de política monetaria, a diferencia de la subida sorpresa de 15 pb del banco en julio de 2024, cuando los inversores se apresuraron a deshacer las operaciones de carry trade. Esperemos que el banco actúe con el mismo tacto la próxima vez que suba los tipos. Se espera que lo haga en el segundo semestre de este año.
Mantenemos nuestra ponderación neutral en renta variable, ya que las valoraciones están al alza y la mejora de los beneficios ya se ha tenido en cuenta. También seguimos siendo prudentes en cuanto a la duración. A la espera de una cierta estabilización de los tipos de interés en EE.UU., hemos aumentado la exposición a los bonos europeos, con preferencia por la deuda corporativa en lugar de los bonos del Estado.