Sorprendente optimismo del nuevo gobernador del Banco de Japón

Edmond de Rotschild AM | La desinflación empezó a aparecer a finales de septiembre, pero empieza a perder fuerza. En Europa, la tendencia incluso se ha invertido. La inflación es del 9,3% en Alemania, del 6,1% en España y se ha acelerado al 7,2% en Francia. La inflación subyacente en Europa ha alcanzado incluso un nuevo máximo del 5,6%, lo que complica la tarea del BCE.

Las expectativas de inflación a 10 años para Europa subieron hasta el +2,6%, es decir, 15 pb más que en Estados Unidos, una muestra del recelo de los inversores ante el BCE. El banco tendrá que recuperar la credibilidad, por lo que lo más probable es que tenga que apostar por subidas de 50 puntos básicos en sus dos próximas reuniones.

La situación en Estados Unidos no es tan delicada, pero el IPC subyacente no ha caído tanto como se esperaba y el índice ISM de precios pagados ha vuelto a subir. No obstante, hay cierto margen para que siga bajando debido al retraso en la consideración de la evolución de los alquileres.

Las yields del Tesoro estadounidense a 10 años superaron el nivel clave del 4%, mientras que los tipos terminales alcanzaron el 5,4% en EE.UU. y cerca del 4% en el BCE.

En este contexto, sorprendió el optimismo del nuevo gobernador del Banco de Japón, según el cual la inflación retrocederá de forma natural hasta el 2%. Le resultará difícil evitar cierta relajación en la política de control de la curva de rendimientos del banco.

Los datos de crecimiento son mucho más dispares. El empeoramiento del ISM manufacturero en EE.UU. y Francia apunta a una recesión, pero los servicios y las ventas retail sugieren que la actividad se está acelerando de nuevo. 

Parte de esta resistencia mundial se debe a la reapertura de China. El PMI manufacturero de China alcanzó un nuevo máximo de 10 años y los mercados de renta variable se dispararon un 5%.

Sin embargo, pensamos que las condiciones empresariales y los márgenes de las empresas se resentirán gradualmente por el fin de los estímulos presupuestarios masivos y el retraso en la transmisión de la política monetaria.

Con una inflación tan persistentemente elevada y unos tipos terminales de los bonos al alza, creemos que las primas de riesgo no se encuentran en niveles suficientemente atractivos, por lo que nos mostramos cautos con respecto a la renta variable y a EE.UU. en particular. No obstante, reforzamos la exposición a la renta variable china tras la corrección del 10% del mercado. Somos optimistas respecto a la deuda corporativa y neutrales en cuanto a la duración.

MERCADOS EUROPEOS

La confianza fue dispar durante el periodo. En primer lugar, el índice de confianza económica de la eurozona cayó de 99,8 a 99,7 puntos en febrero, muy por debajo de los 101 puntos previstos. La causa principal fue la menor confianza empresarial en los sectores manufacturero y de servicios, pero al mismo tiempo hubo indicios de una fuerte ralentización de las perspectivas de los precios de fábrica. Además, los datos provisionales de inflación en la eurozona arrojaron serias dudas sobre cualquier esperanza de un rápido descenso. La inflación en Francia, España y Portugal repuntó un 0,9%, 1% y 0,3% en febrero. Además, la inflación subyacente (excluyendo la energía y alimentos, el indicador preferido del BCE) se aceleró gracias a los servicios. Estos datos, como señaló el jueves Christine Lagarde, respaldan el deseo de los miembros del comité monetario del BCE de endurecer aún más la política monetaria.

Destacan dos temas: los mercados laborales y la capacidad de fijación de precios.

La empresa franco-suiza de trabajo temporal Adecco afirmó que el mercado laboral llevaba varios meses ralentizándose. Los resultados del grupo en el cuarto trimestre fueron muy inferiores y la contratación ha seguido ralentizándose desde principios de año, lo que suele ser un presagio de la caída de la actividad económica que se avecina. En cuanto al poder de fijación de precios, parece que las empresas del sector del lujo siguen siendo impermeables a la desaceleración. Tanto Moncler como Aston Martin afirmaron que las perspectivas para 2023 eran mucho mejores de lo esperado. Moncler apuesta por una demanda resistente y un repunte en China, mientras que Aston Martin confía en un impulso de la rentabilidad basado en su poder de fijación de precios. La mayor cervecera del mundo, AB InBev, también tiene poder de fijación de precios. Las ventas del cuarto trimestre fueron inferiores a lo previsto, pero la rentabilidad del grupo fue mejor de lo esperado. En cambio, Beiersdorf prevé una ralentización de la demanda este año, tras un excepcional 2022. No obstante, el grupo planea seguir subiendo los precios, una medida que frenará la demanda pero mejorará la rentabilidad. La dirección añadió que las ventas en China se habían recuperado con fuerza en febrero. Por el contrario, el escaso poder de fijación de precios de Puma ha llevado a la dirección a esperar un 2023 muy complicado. El aumento de la demanda en China no bastará para compensar los elevados costes de materias primas, transporte y comercialización.

Por otra parte, Casino y Ocado registraron cifras decepcionantes. El aumento de la inflación está empujando a los clientes hacia las tiendas de descuento. Las previsiones de las empresas de logística fueron muy divergentes: Kuehne+Nagel es muy optimista, pero Hapag-Lloyd prevé que sus beneficios se desplomen en 2023. En el sector químico, Evonik afirmó que las perspectivas eran poco halagüeñas. Al igual que BASF la semana pasada, las grandes empresas del sector se muestran cautas sobre los resultados de 2023 y no es probable que el descenso de los precios de la energía ni el repunte de China marquen la diferencia.

MERCADO EE.UU.

El S&P 500 terminó en terreno negativo esta semana y bajó un -0,77% en un contexto de mercado volátil.  Las encuestas de confianza de los inversores siguen apuntando a una postura más bajista (el diferencial alcista-bajista de la AAII muestra la lectura más negativa desde diciembre). Los inversores siguen preocupados por el posible riesgo a la baja de los beneficios, el deterioro de la liquidez y la dinámica de los flujos, así como el aumento de las tensiones geopolíticas. El mercado sigue atento a las futuras pistas de los banqueros centrales sobre los tipos de interés. El presidente de la Fed de Atlanta, Bostic, se mostró partidario de una subida de 25 pb, aludiendo a unos datos económicos recientes más sólidos de lo esperado: Los costes laborales unitarios se revisaron al alza para el cuarto trimestre, el ISM manufacturero de febrero se mantuvo en línea, pero el componente de precios pagados volvió a territorio expansivo tras cuatro meses de desaceleración. Las ventas de viviendas pendientes de enero sorprendieron al alza. El mercado de swaps prevé cuatro subidas de tipos adicionales hasta julio, lo que situaría el tipo máximo entre el 5,50 y el 5,75%.

En cuanto a noticias empresariales, el WSJ informó de que Pfizer estaría en conversaciones preliminares para adquirir la empresa biotecnológica Seagen por más de 30.000 millones de dólares.

La temporada de resultados del cuarto trimestre está llegando a su fase final y el 95% de las empresas estadounidenses han presentado sus resultados. El crecimiento del BPA fue muy inferior al del 3T, y las empresas registraron una contracción de sus beneficios en términos interanuales. La semana pasada, muchos minoristas publicaron sus informes del cuarto trimestre, cuyo ejercicio fiscal finaliza en enero. En la mayoría de los casos, las perspectivas siguen siendo muy prudentes: Target señaló que tardaría dos años en volver al nivel de márgenes operativos anteriores a la Covid-19 y Lowes, en el segmento de bricolaje, señaló que el crecimiento se está estancando por completo. Algunas sorpresas positivas vinieron de los grandes almacenes Macy’s y Nordstrom, que publicaron unas ventas de principios de primavera mejores de lo esperado y menores rebajas.