F.R. | Que los mercados europeos pierden competitividad no es un secreto para nadie y las evidencias surgen recurrentemente. Por ejemplo, las empresas europeas no han dejado de perder posiciones en el índice bursátil Fortune Global 500 en los últimos veinte años y ahora sólo representan el 15,5% de sus componentes, frente al 31,8% de Estados Unidos y al 27,5% de China, según el informe bianual An ice-bath for EU leaders. Competitiveness is crumbling: Europe’s business case needs a rebuild elaborado por la European Roundtable for Industry (ERT), organización que agrupa a 40 de las empresas más grandes de Europa, incluyendo a Telefónica, Inditex o Iberdrola. Las “causas probables” de este declinar son, según el informe, “la falta de competitividad en los modelos de negocio, las oportunidades perdidas en nuevos sectores de altos ingresos” y que “la UE ya no es un entorno que fomente empresas fuertes.” El informe señala que las empresas de la UE están en peor posición que sus pares estadounidenses porque “obtener capital es más fácil en Estados Unidos, donde los mercados de capitales son mucho más profundos que en la UE”, donde estos “siguen fragmentados y menos desarrollados”, lo que determina que “las empresas estadounidenses pueden construir escala en un gran mercado interno, mientras que el Mercado Único de la UE no está completamente integrado.” Este es un diagnóstico compartido por todos los operadores.
Pérdida de relevancia
Desde otro punto de vista, preocupa que los mercados de capitales europeos hayan perdido relevancia, en prácticamente todos los países comunitarios, como motor de sus respectivas economías y en volúmenes de liquidez –dos aspectos claves para medir su competitividad- respecto a los norteamericanos en los últimos cinco años. Según el informe The Capital Flywheel- European Capital Markets Report, escrito por la consultora Oliver Wyman a expensas de la Federación Bancaria Europea (EBF), la Asociación Europea de Gestión de Activos y Fondos (EFAMA) y la Federación de Bolsas de Valores Europeas (FESE), entre 2016 y 2022, la capitalización de los mercados de capitales europeos medida como proporción del PIB de la zona ha aumentado del 48% al 66%, mientras que en Estados Unidos lo ha hecho del 104% al 157%, lo que evidencia que “la brecha entre Europa y Estados Unidos es casi del 100% y se ha hecho mayor.” En cuanto a la liquidez de los mercados respectivos, medida por la velocidad de rotación de las acciones, disminuyó del 68% al 52% en Europa en este periodo, mientras que se mantuvo en el 145% en Estados Unidos. “La liquidez en los mercados de valores de la UE ha sido relativamente estable, pero ha aumentado en EEUU, creando una gran brecha del 193% entre las dos regiones”, según indica el informe.
Entre las conclusiones del documento, elaborado a partir de encuestas a personajes relevantes de diferentes segmentos de la industria, “Europa no está utilizando la infraestructura de sus mercados de capitales en todo su potencial. Europa tiene reservas de capital generales más pequeñas que Estados Unidos: pensiones, seguros y activos domésticos representan seis veces el PIB en Estados Unidos, en comparación con sólo dos o tres veces el PIB en las principales economías europeas como Francia, Alemania y España.” Asimismo, Europa “también invierte mucho menos de esos activos a través de sus mercados de capital, ya sea directa o indirectamente, lo que da como resultado que los mercados de capital superen cinco veces el PIB en Estados Unidos, en comparación con entre una y dos veces el PIB en las mismas grandes economías europeas.”
Entre las razones de este desfase, el informe dice que “esto se debe principalmente a sistemas de pensiones obligatorios que no invierten en los mercados de capitales, una mayor aversión al riesgo de los inversores minoristas y la falta de incentivos adecuados.”
El documento apunta diversas recomendaciones para revertir la situación. Entre la docena larga de ellas que se proponen, explica que “es crucial activar el lado de la demanda de los mercados de capital. Europa necesita mejorar el acceso de los inversores minoristas a productos atractivos y mejorar su educación financiera para fomentar una cultura de inversión.”
Productos incentivados a nivel europeo
La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), el regulador y supervisor de los mercados financieros de la UE, ha publicado el documento de posición Construir mercados de capitales más eficaces y atractivos en la UE, que incluye 20 recomendaciones para “fortalecer los mercados de capitales de la UE y abordar las necesidades de los ciudadanos y empresas europeos” entre los que dedica una especial atención a lo que denomina “los ciudadanos”. En este capítulo, ESMA aboga precisamente por el desarrollo de productos de inversión a largo plazo y sistemas de pensiones “que estén adecuadamente incentivados y contribuyan al desarrollo de los mercados de capitales”, lo que “debería complementarse con esfuerzos para mejorar la educación financiera.” Eso incluiría la creación de una “etiqueta de producto de inversión `básico´ a nivel de la UE.” Según la ESMA, las acciones propuestas en este documento “van más allá de los cambios en la regulación financiera y, por lo tanto, están dirigidas no sólo a los supervisores del mercado de capitales sino también a los Estados miembros de la UE, la Comisión Europea y los colegisladores de la UE, así como a la industria financiera.”
En esta línea de mejora de las condiciones de inversión en bolsa del minorista, Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV y miembro del Comité Ejecutivo de la ESMA, ha abogado recientemente por introducir “incentivos fiscales estables a la inversión personal en instrumentos financieros”, en el marco de “una estrategia nacional y europea de promoción de la inversión minorista.” En una de sus intervenciones públicas, Buenaventura explicó que “es imperativo trazar un plan para estimular que los europeos y los españoles inviertan una mayor parte de sus ahorros en instrumentos financieros. El ahorro es el que es (y dependerá de elementos macro) pero su destino natural debería ser los fondos de inversión, de pensiones, los bonos y las acciones. Si no promovemos este cambio cultural y estructural, ninguna otra medida funcionará, por lo que es una auténtica condición necesaria y no otra cosa. Esto es lo que realmente diferencia el mercado americano del europeo.” El presidente de la CNMV también señaló que “un conjunto de países está planteándose la creación de cuentas de ahorro financiero personal incentivadas fiscalmente. Pero a esto hay que darle estabilidad en el tiempo. No puede cambiarse cada 4 años.”
Una “etiqueta europea”
Entre ese grupo de países a la vanguardia en la promoción de la inversión minorista figuran Suecia, Italia, Holanda y Alemania, que ya disponen de productos financieros con ese perfil. Al igual que Francia, donde el Gobierno encargó a Christian Noyer, ex gobernador del Banco de Francia, un estudio para mejorar los mercados de capitales europeos que ha visto la luz hace dos meses. En el documento –Developing European Capital Markets to finance the future-, el grupo de expertos coordinado por Noyer dedica una especial atención al minorista. “Desarrollar productos europeos de ahorro a largo plazo, invertidos predominantemente en la economía de la UE, es el primer paso esencial para aumentar los flujos hacia los mercados de capital europeos: sin una base de inversores masiva, no pueden surgir mercados de capital profundos”, concluye el estudio. “Sin una base de inversores masiva, no pueden surgir mercados de capital profundos. Europa genera abundantes ahorros, que deberían ser un activo para la financiación de su economía. El ahorro financiero de los hogares asciende a 35.533 millones de euros, impulsado por una de las tasas de ahorro más altas del mundo (13,3%)”, añade. Noyer aboga, entre otras muchas cosas, por lanzar un producto con ”etiqueta”, que cumpla con “seis principios fundamentales”: (1) Un horizonte de inversión a largo plazo con liquidez restringida a la jubilación o a “acontecimientos importantes de la vida”; (2) Exposición al riesgo sin garantía de capital permanente; (3) Asignaciones gestionadas para construir y ganancias seguras a largo plazo; (4) Un papel clave asignado al empleador (para la inscripción automática y las coinversiones); (5) Y un régimen fiscal atractivo “legitimado” por (6) Una “asignación predominante en activos europeos (por ejemplo, 80 % o más)”. Según este estudio, “si se implementan ampliamente, los productos etiquetados podrían generar aproximadamente 200.000 millones de euros de inversión a largo plazo anualmente.”
Otras medidas
En otra línea de análisis, el Instituto CFA, que agrupa a más de 100.000 profesionales de la inversión en el mundo, y Better Finance, que coordina los intereses de organizaciones europeas de inversores particulares representativas de más 50.000 inversores, han hecho públicas sendas encuestas entre sus asociados sobre las necesidades de los mercados de capitales europeas entre cuyas conclusiones comunes figuran algunas recomendaciones que afectarían al minorista. Destacan las siguientes: 1 – Los programas de educación financiera deben ofrecerse a través de diversos canales y para todos los inversores. La educación financiera se considera necesaria para aumentar el conocimiento sobre la participación en el mercado primario (y secundario); 2 -Cualquier directiva sobre acciones con derechos de voto múltiples (MVRS) a nivel de la UE se considera innecesaria para fomentar la salida a bolsa de las empresas o inadecuada para aumentar la confianza de los inversores; y 3- Las pymes necesitan una mejor cobertura de análisis para abordar la falta de liquidez en los mercados de pymes en crecimiento y al mismo tiempo impulsar la participación de los inversores.
También recientemente, BME ha lanzado un Libro Blanco sobre el impulso de la competitividad de los mercados de capitales españoles con varias propuestas concretas para incentivar la inversión minorista. Entre las acciones para potenciar la canalización de la inversión hacia las empresas, propone medidas como “desarrollar fórmulas para incentivar la participación de inversores minoristas en mercados de valores españoles, flexibilizar y fomentar la inversión en pymes españolas cotizadas a través de vehículos de inversión colectiva y modificar el régimen de comercialización de las instituciones de inversión colectiva de inversión libre para fomentar su uso como producto de inversión alternativa para el ahorro privado.”
En definitiva, más inversores minoristas, con mejor educación financiera y productos fáciles de entender y fiscalmente incentivados -si es posible, estandarizados para toda la eurozona y eventualmente con una marca comunitaria-, es la fórmula que ofrecen prácticamente todos los expertos como una de las palancas fundamentales para mejorar la competitividad de los mercados europeos.
El caso de España
Los depósitos y el efectivo siguen liderando las preferencias de las familias para colocar su ahorro financiero, con el 37,5%, seguido de los fondos de inversión, con el 15,5%, según los datos de Inverco, la patronal de la inversión colectiva. A gran distancia de estas cifras, las familias españolas acabaron 2023 con 134.606 millones de euros invertidos directamente en renta variable, el 4,8% sobre el total de su ahorro financiero. Esta cifra, que supone un aumento del 22,5% respecto al año precedente, es la segunda más alta de los últimos nueve años, y a ello ha contribuido el alza en las cotizaciones de las acciones en 2023; en especial, el último trimestre. La presencia del minorista también es limitada en el capital de las grandes cotizadas españolas. Así, los particulares protagonizaron el 7,4% de las compras de acciones del Ibex-35 en 2023, frente al 6,2% de 2022, al 6,1% de 2021 y al 7,7% del año de la pandemia
-2021-, según los datos ofrecidos por el Panel interactivo de sobre el comportamiento del inversor minorista que facilita anualmente la CNMV.