Franck Dixmier (Allianz Global Investors) | El Banco Central Europeo (BCE) ya no tiene muchas razones para no empezar pronto a normalizar su política monetaria. La caída de la actividad económica en la zona euro parece haber quedado atrás. Pero, sobre todo, el BCE está viendo cómo se confirma su escenario de que la inflación se acerca a su objetivo. Las últimas cifras de inflación del +2,4% interanual en marzo (frente al +2,5% previsto y el +2,6% de febrero) son alentadoras. Esta tendencia a la baja también se observa en la inflación subyacente (+2,9% frente al +3% previsto y el +3,1% de febrero). Estas cifras apoyan la importante revisión a la baja de las previsiones de inflación del BCE para los tres próximos años presentadas en su reunión del 7 de marzo (+2,3% en 2024 frente al +2,6% anterior, y vuelta al objetivo del +2% en 2025).
Por lo tanto, es probable que en la reunión del 11 de abril se debata el punto de inflexión de la política monetaria y, en particular, el calendario de la primera bajada de los tipos de interés. Aunque el consenso apunta a junio, la fecha y la magnitud de los futuros recortes de tipos siguen sin estar definidos. Esperamos un discurso cauteloso, que confirme la alta probabilidad de un primer recorte en junio y lo presente como un primer paso hacia la normalización de la política. Pero el BCE debe insistir en que los futuros recortes de tipos no están garantizados y dependerán de la trayectoria previsible de la inflación.
Las expectativas del mercado son extremadamente altas, con una probabilidad del 98% de un recorte de 25 puntos básicos en junio. Sin embargo, si los comentarios del BCE decepcionan a los inversores, podrían surgir tensiones en los mercados de tipos, en un entorno en el que crece la incertidumbre sobre el calendario del primer recorte de tipos de la Fed, con una probabilidad del 72% de un primer recorte en junio.
No creemos que esta ligera diferencia entre el BCE y la Fed perjudique al BCE, que debería reafirmar que toma sus decisiones de forma autónoma.