El BCE decepciona al no presentar una herramienta que evite que los rendimientos y las primas de riesgo de los países con mayores desequilibrios se disparen al alza

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Juan J. Fdez-Figares (Link Securities) | Tal y como esperábamos, la reunión del Consejo de Gobierno del BCE fue ayer determinante para el comportamiento de las bolsas europeas, y lo fue para “mal”, con los principales índices de estos mercados cerrando el día con fuertes descensos. Si bien los sectores de corte más defensivo se defendieron algo mejor, al término de la jornada todos los sectores representados en el Stoxx 600 acabaron con pérdidas, con los valores del sector inmobiliario patrimonialista, los de la tecnología y los de las materias primas minerales liderando los descensos.

En principio el BCE cumplió con la mayoría de las expectativas manejadas por los inversores. Así, anunció que a finales de mes dará por finalizados los programas de compra de activos y que únicamente seguirá reinvirtiendo los importes de los bonos que venzan comprados bajo el paraguas del programa de compras de emergencia para la pandemia, el PEPP. También anticipó que en la reunión del Consejo de Gobierno de finales de julio subirá sus tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos (p.b.). Por último, y como era también esperado, revisó a la baja sus expectativas de crecimiento económico y al alza las de la inflación para la Eurozona. Hasta ahí no se puede decir que el BCE sorprendiera a los mercados. Sin embargo, sí fue algo inesperado que en su comunicado el BCE hablara de la posibilidad de que su siguiente alza de tipos fuera de una mayor cuantía, de 50 p.b., siempre que lo considerara necesario para luchar contra la inflación. Además, y en lo que hace referencia al objetivo de evitar la fragmentación de la Eurozona una vez que acabe de comprar bonos soberanos, el BCE, con su presidenta a la cabeza, no cumplió las expectativas de los inversores al no presentar una herramienta concreta que evite que los rendimiento de los bonos y las primas de riesgo de los países con mayores desequilibrios presupuestarios y mayores niveles de endeudamiento, países como Italia, Grecia, Portugal, España e, incluso, Francia, se disparen al alza, pudiendo provocar una nueva crisis de financiación en la región. Sobre este tema el BCE se limitó a señalar que usará el importe de los vencimientos de los bonos comprados con el PEPP para evitar la mencionada “fragmentación”. Posteriormente se filtró a la prensa que la mayoría de los miembros del Consejo se negaron a que se diera a conocer una herramienta concreta para este tema. También se filtró que parte del Consejo apoyaba una subida de 50 p.b. en el mes de julio.

Ante este “panorama” la reacción de los mercados financieros de la región no se hizo esperar: i) los precios de los bonos cedieron con fuerza, sobre todos los de la periferia del euro, repuntando a su vez sus rendimientos y las primas de riesgo de estos últimos países; ii) las bolsas se giraron claramente a la baja; y iii) el euro ganó terreno frente al dólar, impulsado por la previsión de que el BCE va actuar con una mayor contundencia de la esperada contra la inflación.

En Wall Street el giro a la baja de las bolsas europeas no sentó nada bien, provocando fuertes caídas de los principales índices de este mercado en las últimas horas de la sesión, índices que cerraron la jornada en sus niveles mínimos del día, en lo que fue su peor sesión en más de tres semanas. Cabe destacar que en este mercado los inversores llevan días muy pendientes del dato del IPC de mayo que se dará a conocer esta tarde y que muchos de ellos consideran que puede ser determinante para la Reserva Federal (Fed) a la hora de diseñar los próximos movimientos de sus tipos de interés de referencia. El convencimiento general es que los bancos centrales, con el estadounidense a la cabeza, están totalmente comprometidos en bajar la inflación, incluso a costa de penalizar el crecimiento económico, lo que podría llevar a algunas de las economías desarrolladas a entrar en recesión. De ahí la relevancia del comportamiento de la inflación estadounidense en el mes de mayo. Si se demuestra, como esperan los analistas, que la inflación general y su subyacente han bajado con relación a abril, lo que supondría que estas variables han alcanzado el pico del ciclo, los inversores reaccionarán de forma muy positiva, ya que ello permitirá a la Fed seguir con su actual “hoja de ruta” -el consenso de analistas espera que la inflación baje hasta el 8,2% desde el 8,3% de abril y que su subyacente lo haga hasta el 5,9% desde el 6,2% del mes precedente-. Por el contrario, si la inflación se situó en mayo por encima de lo esperado y del nivel de abril, creemos que ello provocará fuertes caídas en los mercados estadounidenses tanto de los bonos como de la renta variable, caídas que arrastrarán sin ninguna duda a los mercados europeos ya que, de cumplirse esta hipótesis, los inversores comenzarán a descontar una mayor agresividad de la Fed a la hora de retirar sus estímulos monetarios.

Por tanto, hoy será el dato del IPC de mayo estadounidense el que determine la tendencia de cierre semanal que adoptan las bolsas europeas y estadounidenses. Antes, y para comenzar la sesión, esperamos que los principales índices bursátiles europeos abran a la baja para posteriormente estabilizarse a esos niveles, a la espera de la publicación esta tarde de la inflación estadounidense. Las noticias que llegan desde China sobre nuevos confinamientos parciales en ciudades como Shanghái serán también un lastre para estos mercados. No obstante, y de cumplirse el escenario más positivo, con las cifras de la inflación estadounidense de mayo mejorando lo esperado por el consenso de analistas, es muy factible que asistamos por la tarde a un pequeño “rally de alivio” en las bolsas occidentales.