Hans-Jörg Naumer (Allianz GI) | La semana ha estado marcada por varios acontecimientos clave para la economía global. No solo la Reserva Federal (Fed) anunció un nuevo ajuste en su política monetaria, sino que los ciudadanos estadounidenses acudieron a las urnas en unas elecciones presidenciales y legislativas de gran trascendencia, eligiendo tanto al futuro presidente del país como a los representantes de ambas cámaras del Congreso. Aunque a menudo se dice que el impacto de los acontecimientos políticos en los mercados es pasajero, no sería realista aplicar esta idea a la situación actual, ya que los resultados de estas elecciones tienen un peso significativo, especialmente para la economía estadounidense y sus relaciones internacionales.
En áreas clave como comercio exterior (aranceles), política internacional, regulación y cambio climático, el presidente de EE.UU. tiene la capacidad de hacer cambios importantes sin necesidad de aprobación del Congreso. Sin embargo, para aprobar políticas fiscales de mayor alcance en cuanto a impuestos y gasto público, el presidente necesita el apoyo de ambas cámaras del Congreso, que son las que controlan el presupuesto federal. Con la victoria de Donald Trump, se prevé que mantendrá su enfoque en políticas fiscales expansivas, priorizando la continuidad de los recortes de impuestos y medidas para fortalecer los aranceles comerciales, además de favorecer una política monetaria más flexible.
En los días previos a las elecciones, los mercados de renta variable estadounidenses parecían anticipar una posible victoria de Trump (tal y como ha ocurrido), lo que habría reflejado una expectativa de continuidad en sus políticas fiscales y comerciales. Esto podría justificar las valoraciones más elevadas de las acciones, así como las perspectivas de inflación en EE.UU., que han repuntado ligeramente en comparación con la zona euro. Esta tendencia puede reflejar que los mercados ya están considerando el impacto de los aranceles y otras políticas que Trump podría llevar a cabo.
Además, la información sobre asuntos relativos a la política económica en algunas partes del mundo es cada vez más incierta. Al menos eso es lo que sugiere el “Índice de Incertidumbre de la Política Económica” (EPU). Este indicador refleja la cobertura mediática sobre temas económicos y políticos que generan incertidumbre, y actualmente en EE.UU. muestra un nivel neutro. Sin embargo, la información global, especialmente en Europa, tiende a resaltar los riesgos económicos, con un enfoque particular en Alemania.
Es posible que experimentemos una mayor volatilidad en las próximas semanas. No obstante, el panorama técnico es estable, y los indicadores de riesgo, como los diferenciales de los swaps o el CISS (índice compuesto de tensión sistémica) del Banco Central Europeo (BCE), así como el índice de tensión financiera de la Reserva Federal de St. Louis, sugieren que el entorno sigue siendo relativamente positivo.




