Con la victoria del PVV es de esperar que las posturas holandesas reaviven la desconfianza histórica hacia los Estados miembros más grandes

Holanda_PVV

Intermoney | En Europa ya sabemos que cada poco tiempo el ruido político altera unos días los mercados. El jueves, la inquietud provenía de Holanda después de que el Partido por la Libertad (PVV) ganase las elecciones legislativas con 37 de los 150 escaños disponibles, por delante del bloque de izquierdas PvdA-GL (25) y los liberales de derechas VVD (24). El partido liberal de derechas VVV, al que pertenece el primer ministro saliente Mark Ruttey que ha encabezado la turco-neerlandesa Dilan Yeşilgöz en una campaña con promesas de política dura con la inmigración y el asilo, ha sufrido un golpe electoral, bajando 10 escaños hasta quedarse con 24 diputados.

Este resultado se produce después del colapso de la alianza cuatripartita de centro-derecha y liberales. El gobierno holandés cayó por culpa de una disputa sobre inmigración, pero la coalición ya se encontraba en un punto muerto irresoluble con los agricultores protestando sobre las medidas de reducción de emisiones de nitrógeno de la agricultura intensiva. La coalición también cojeaba políticamente tras en el Senado frente al partido político de los agricultores

Aunque el nuevo gobierno holandés sea principalmente un asunto nacional, las consecuencias también se notarán en otros lugares. Como la mayor de las pequeñas economías europeas, los Países Bajos son a menudo un actor fundamental en la escena de la UE, y mucho más durante estos últimos años. Es por ello que el tono “euroescéptico” del PVV no pasa inadvertido. Cabe recordar que antes de la pandemia, los Países Bajos lideraron la llamada Liga Hanseática, una coalición de pequeños países frugales que se opusieron abiertamente a una mayor integración fiscal de la UE. Posteriormente, Holanda se convirtió en un negociador honesto en la UE estrechando lazos con Alemania y Francia y ayudando a que sendos países dejasen atrás sus fricciones. El papel de Holanda estabilizó a la Unión en un momento en que el motor franco- alemán que suele impulsar las iniciativas de la UE no estaba funcionando.

Con la victoria del PVV es de esperar que las posturas holandesas reaviven la desconfianza histórica hacia los Estados miembros más grandes, pero especialmente a las ideas impulsadas por Francia. También, que no tardemos en ver cómo se vuelven a poner sobre la mesa las cuestiones fiscales. La Haya no ha modificado su postura tradicional ya que siempre han defendido una Comisión Europea fuerte, con una serie de reglas muy estrictas e iguales para todos los Estados miembros. De nuevo, la razón detrás de esa postura es su desconfianza hacia los países con mayor peso. Si hay unas reglas fiscales flexibles, que la Comisión Europea aplica siguiendo criterios de sensibilidad política, las capitales con un mayor peso pueden forzar la mano de Bruselas.