Intermoney | Casi una semana después de la reunión del BCE, nosotros seguimos atentos a los mensajes de los distintos miembros del Comité para tratar de calibrar las posturas entre recortes en octubre o diciembre. Uno de lo que siempre nos interesa más saber su opinión es Philip Lane, el economista jefe. En un informe que se publicaba en la web del banco central, el irlandés explicaba que la confianza hacia que la inflación converja hacia su objetivo descansa en la disminución de la incertidumbre sobre las proyecciones y que las expectativas de inflación se basan en una serie de indicadores que apuntan a su movimiento hacia las metas.
Para Lane esto es muy importante porque en parte se debería a unos salarios y beneficios que se están comportando como el banco central estima. Con esta premisa, el escenario de las últimas proyecciones sería acorde con una recuperación económica impulsada por la demanda y que, a su vez, genere tracción en la productividad laboral, lo que permitirá a las compañías absorber el crecimiento esperado de los costes laborales sin mermar demasiado su rentabilidad, lo que debería a contener el impacto de los salarios.
Es decir, el BCE confía en perdida de fuelle de los salarios para el próximo año, lo que ayudaría al proceso de desinflación bajo un marco de condiciones crediticias restrictivas. Para aliviar cierta presión, Lane defendía el recorte en la facilidad de depósito. En concreto, argumentaba que la acción ofrece mayor protección contra los riesgos a la baja que podrían retrasar la recuperación y conducir a un incumplimiento sustancial del objetivo de precios, incluidos los riesgos asociados con una desmantelación excesivamente lenta del ciclo de ajuste de tasas.
Lo que el BCE quiere ver es, efectivamente, que los salarios moderan y que hay progresos en los precios de los servicios y para ello necesitará algo más que un mes para su evaluación. Es por eso que empezamos a escuchar voces más claras apuntando hacia diciembre. El último en hacerlo era el eslovaco Peter Kazimir al explicar que el banco sólo estará en condiciones de volver a bajar los tipos de interés en su última reunión del año. “Es casi seguro que tendremos que esperar hasta diciembre para tener una imagen más clara antes de dar nuestro próximo paso. Necesitaría un cambio significativo, una señal potente, en relación con las perspectivas para considerar
respaldar otro recorte en octubre. Pero el hecho es que hay muy poca información nueva en camino”.
Kazimir iba más allá al apuntar que la decisión de la semana pasada no quiere decir que los tipos vayan a recortarse cada vez que el banco se vaya a reunir ya que, desde su óptica, todavía hay más riesgo de que la inflación sea más alta en el mediano plazo de lo que se proyecta actualmente. Según el eslovaco los precios de los servicios podrían ser más consistentes y apuntaba que, aunque la base del banco es una desaceleración significativa d ellos precios para el próximo año, esta podría no llegar. Por su parte, el letón Kazaks explicaba que la rapidez con la que se reduzcan los tipos dependerá de la trayectoria de la inflación de los servicios y de las
perspectivas de la economía de Europa.
Los mensajes del BCE claramente inclinan más la balanza a la última reunión y así lo recoge un mercado que apuntan a una probabilidad de reducción de tipos de interés para octubre de un 30%.



