CdM | El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, habló esta semana en el Club Económico de Nueva York y sorprendió ligeramente en su discurso al mostrarse muy prudente sobre la marcha de la recuperación económica estadounidense, reiterando que a día de hoy los riesgos siguen siendo “a la baja” debido al lento proceso de vacunación contra el Covid-19 y a la aparición de nuevas variantes del virus.
Además, hizo mucho hincapié en la debilidad del mercado laboral estadounidense, recordando que se han destruido 9 millones de empleos desde que comenzara la pandemia y señalando que la tasa de desempleo, que se situó en enero en el 6,3%, no refleja la realidad del mismo, ya que muchas personas han dejado de buscar trabajo ya que se han visto forzadas a quedarse en casa a cuidar de sus hijos, que estudian telemáticamente, o de personas mayores. En este sentido, señalar que Powell dijo que estima que la tasa real de desempleo estadounidense se acerca más al 10%, por lo que la Fed está muy lejos de siquiera comenzar a pensar en la retirada de estímulos, insistiendo en mantener bajos los costes de financiación de familiar y empresas, pero manteniendo que hace falta también el compromiso de la sociedad, ayudas públicas y contribuciones del sector privado. Siendo esta postura buena para las bolsas y los bonos.
También, Powell, en línea con los argumentos utilizados el pasado fin de semana por la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Yellen, restó importancia a un potencial repunte de la inflación en el corto plazo y abogó por la necesidad de más apoyos fiscales ya que la política monetaria, en su opinión, no será suficiente para que el mercado laboral alcance todo su potencial.
El discurso de Powell, si bien no sirvió para animar a los mercados de renta variable estadounidenses, sí tuvo un impacto positivo en el precio de los bonos del Tesoro, que ayer recuperaron algo de lo cedido en las últimas sesiones, lo que conllevó el descenso de sus rentabilidades, especialmente de las de los bonos a más largo plazo. A ello también contribuyó la publicación ayer del IPC de enero en Estados Unidos, cuyas lecturas estuvieron algo por debajo de lo esperado, sobre todo en su componente subyacente, lo cual sirvió para calmar de momento el temor que muchos inversores tienen a un fuerte repunte de esta variable, ya que ello podría tener un impacto muy negativo tanto en el mercado de bonos como en la renta variable.
Asimismo, reiteró las posturas mantenidas tras la reunión del FOMC de enero. Cuando se le preguntó acerca de la conexión entre el estímulo y las presiones inflacionistas, Powell dijo que la reapertura económica podría generar un fuerte crecimiento del gasto y suponer una presión alcista en los precios, pero que esta puede no ser ni elevada, ni sostenible.