Juan Pablo Uphoff (Singular Bank) | Jornada mixta en los principales índices mundiales en un contexto que continúa marcado por las tensiones inflacionistas y los riesgos de un escenario de recesión global, constatado por la actualización de las previsiones de crecimiento mundiales a un 2,2% anual en 2023 (vs. 2,8% previsto el pasado mes de junio). Todo ello en un contexto en el que las principales economías avanzadas afrontarían el próximo año un escenario de estanflación, destaca las negativas perspectivas de la economía alemana con una contracción esperada de un 0,7% anual.
La evolución diaria de los mercados en Europa ha estado, a su vez, determinada por las declaraciones del BCE y del Banco de Inglaterra (BoE), que no han mostrado señales de una posible ralentización de la senda de endurecimiento de la política monetaria a pesar de las negativas perspectivas económicas tanto para el conjunto de la Eurozona como para Reino Unido.
En un comunicado de urgencia, la autoridad monetaria del Reino Unido ha asegurado que modificará los tipos si es necesario, en una clara respuesta al plan de estímulo fiscal propuesto el pasado viernes por el ejecutivo británico. Esto se produce en un contexto de incertidumbre, donde los inversores, que confiaban en la ortodoxia fiscal y económica para estabilizar la actividad, han realizado ventas masivas de deuda, devaluándose la libra frente al dólar hasta situarse cerca de la paridad. Los inversores estiman que el paquete de rebajas fiscales podría elevar el déficit fiscal en el corto plazo e impulsar la demanda de los hogares, obligando al BoE a realizar subidas de tipos hasta niveles de en torno a un 6% en 2023.
En contraposición, los mercados parecen haber ya descontado la victoria de Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia, acostumbrados a la inestabilidad política en un país cuyo próximo primer ministro será el octavo desde 2011 y conscientes de la condicionalidad de su toma de decisiones sujeto a la recepción del desembolso de 81.700 millones de € de la dotación del plan Next Generation de la UE.
Todo ello en un contexto marcado en el caso de Europa también por la incertidumbre derivada de la guerra en Ucrania y la crisis energética. En este sentido, Dinamarca ha detectado varias fugas de gas en los gaseoductos Nord Stream I y II. Mientras que Rusia lleva semanas alertando que las sanciones impuestas no le permiten reparar las instalaciones, Alemania ha señalado que habría claros indicios de sabotaje.
En la región Asia-Pacífico, el Banco Mundial ha estimado que China crecerá en 2022 menos que el resto de países de la zona, un hecho que no se producía desde 1990. En concreto, sitúa la evolución del PIB chino en el 2,8% anual, por debajo del 5,3% promedio del resto de la región, lastrado por el impacto de la política zero covid y la crisis del sector inmobiliario, que representa de forma directa e indirectas aproximadamente un 30% de su PIB. A pesar de ello, el Shanghái Composite ha repuntado un 1,4%, superando la revalorización del Nikkei 225 (+0,53%) o del Kospi 50 coreano (-0,08%).
Por su parte, en Europa, el Eurostoxx 50 ha perdido un 0,18%, destacando las caídas del FTSE MIB de un 1,16% y del DAX de un 0,72%, en su caso afectado nuevamente por las incertidumbres asociadas a la situación energética tras las informaciones sobre las fugas de gas en los gaseoductos Nord Stream 1 y Nord Stream II. En España, el IBEX 35 ha cerrado por debajo de 7.500 puntos tras caer un 0,84%. Entre sus componentes, las mayores revalorizaciones se han situado en Acerinox (2,63%), Solaria (2,41%) y Repsol (2,38%). En contraste, los mayores retrocesos se han registrado en el sector bancario, que ha caído de forma generalizada arrastrado por la evolución de Banco Sabadell (-6,47%), con gran exposición al Reino Unido seguido por las caídas de Grifols (-4,98%) y Merlin Pro (-3,30%).
Finalmente, en EEUU, al cierre de la sesión europea, el S&P 500 registra un avance del 0,39% mientras que el índice tecnológico Nasdaq una revalorización de un 0,34%.