Danny Zaid (Twenty Four/Vontobel) | El miércoles 24 se publicaron las actas de la reunión de la Reserva Federal que tuvo lugar los días 2 y 3 de mayo, revelando una creciente división entre los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) sobre la trayectoria futura de la política monetaria.
Aunque la decisión de aumentar el tipo de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual, hasta situarlo entre el 5 y el 5,25%, fue unánime, el resumen de la reunión refleja que los responsables de la política monetaria se mostraron divididos en cuanto a la necesidad de un mayor endurecimiento de la política monetaria en el futuro. «Varios participantes» señalaron que, si la economía evolucionaba según sus perspectivas actuales, «podría no ser necesario un mayor endurecimiento de la política monetaria», mientras que otros comentaron que estaría justificado un mayor endurecimiento de la política monetaria en futuras reuniones, basándose en sus expectativas de que los avances en la reducción de la inflación hasta el 2% «podrían seguir siendo inaceptablemente lentos».
La publicación de las actas sucede a los recientes comentarios de varios funcionarios de la Fed que han expresado una amplia gama de opiniones, validando los diferentes puntos de vista dentro del banco central. La semana pasada, el presidente de la Fed, Powell, se mostró abierto a hacer una pausa en la reunión de junio, señalando en una entrevista que, tras un año de agresivas subidas de tipos, los funcionarios podían permitirse el lujo de examinar los datos entrantes y la evolución de las perspectivas para llevar a cabo unas evaluaciones minuciosas. El presidente de la Fed de Atlanta, Bostic, se hizo eco de sus comentarios y se mostró «inclinado» a mantener los tipos de interés estables en la reunión de junio, mientras que la presidenta de la Fed de San Francisco, Mary Daly, también abogó por la paciencia y afirmó que, según sus datos, el endurecimiento del crédito tras las recientes quiebras bancarias podría equivaler a «un par de subidas de tipos».
Sin embargo, varios discursos realizados esta semana por otros responsables de bancos centrales han empañado este panorama. El lunes 22, el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, un halcón de largo recorrido, afirmó que considera que el Comité tendrá que subir tipos dos veces más este año para ejercer suficiente presión a la baja sobre la inflación, y agregó que aboga por que los movimientos se produzcan «más pronto que tarde». Su colega, el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari (votante en 2023), admitió que «puede que tengamos que ir más allá del 6%», aunque señaló que la decisión sobre una subida de tipos en junio sigue estando muy reñida, mientras que el presidente de la Fed de Dallas, Logan (también votante este año), dijo que los argumentos a favor de una pausa en las subidas de tipos en junio aún no estaban del todo claros.
Sin embargo, en lo que parecen estar de acuerdo la mayoría de los funcionarios de la Reserva Federal es en la necesidad de mantener la opcionalidad. El Comité reconoció en gran medida que el camino a seguir es «menos seguro» como consecuencia de las recientes turbulencias en el sector bancario, así como de los efectos retardados del endurecimiento acumulado. En cuanto a la economía, se mantuvo la expectativa de una desaceleración del PIB real en los dos próximos trimestres y de una leve recesión a partir del cuarto trimestre, seguida de una recuperación a un ritmo moderado. Aunque una parte sustancial de las actas se dedicó una vez más a supervisar el impacto del endurecimiento de las normas de préstamo sobre la actividad económica, parecía haber menos preocupación por la inestabilidad bancaria. Los funcionarios señalaron que las medidas adoptadas por la Reserva Federal, en coordinación con otros organismos gubernamentales, habían servido para calmar las condiciones en ese sector y apuntaron a una moderación de las salidas de depósitos en las semanas posteriores a las salidas iniciales experimentadas por algunos bancos regionales y más pequeños a principios de marzo. Muchos participantes también destacaron que es esencial elevar el límite de deuda en el momento oportuno para evitar graves trastornos adversos en el sistema financiero y en la economía en general.
En última instancia, creemos que para los participantes en el mercado que buscan claridad sobre la futura senda de la política monetaria, las actas, además de la última comunicación de los responsables políticos, quizá ofrezcan más preguntas que respuestas. La realidad sigue siendo que la incertidumbre parece actualmente elevada entre los miembros del Comité y las decisiones sobre nuevas subidas dependerán de los datos económicos entrantes, en particular del próximo informe sobre el empleo y la lectura de la inflación. A pocas semanas de la próxima reunión del FOMC, que se celebrará los días 13 y 14 de junio, nuestra principal conclusión del último informe es la creciente y clara división que parece existir entre los funcionarios de la Reserva Federal. Eso y la importancia de mantener sus opciones abiertas para mantener la flexibilidad al tratar de navegar cuidadosamente por el panorama económico actual y, finalmente, reducir la inflación hasta el objetivo a largo plazo de la Fed del 2%. Sin embargo, una cosa es segura: la probabilidad de una pausa es mayor con una división entre palomas (el ala blanda o dovish) y halcones (el ala dura o hawkish), frente a lo que hasta ahora ha sido un Comité mayoritariamente de halcones.