Madison Faller (J.P. Morgan Banca Privada) | Reunión a reunión, publicación a publicación: la era del «esperar y ver» en los bancos centrales se hizo patente una vez más en la decisión de junio del BCE. No obstante, son destacables la bajada de tipos al 2% y el mantenimiento de unas previsiones inalterables, especialmente tras la intensificación de las negociaciones sobre aranceles desde el Día de la Liberación de abril. Los responsables políticos están equilibrando claramente riesgos en dos direcciones: señales de ralentización del crecimiento e incertidumbre en las transacciones comerciales, por una parte, frente al inicio de un estímulo fiscal y una desinflación persistente, por la otra.
El enfoque basado en datos del BCE implica que el banco central se mantiene cauto respecto a futuros movimientos políticos. Seguimos vislumbrando potencial para que el BCE reduzca los tipos hasta alcanzar una tasa terminal del 1.5% en el próximo año. Esto respalda nuestra convicción de que Europa puede ofrecer un destino atractivo para los inversores globales que buscan diversificar sus carteras alejándose de los activos estadounidenses. Los rendimientos reales europeos continúan siendo favorables, las ganancias corporativas anticipan un futuro prometedor y el paquete fiscal de Alemania ofrece señales de crecimiento futuro.