La Fed mantendrá los tipos de interés por segunda reunión consecutiva y no se descartan más recortes para suavizar los riesgos de desaceleración

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Michael Krautzberger (Allianz Global Investors) | La euforia del mercado tras la reelección de Trump y la victoria republicana en las elecciones de noviembre ya es cosa del pasado. La política comercial y fiscal de la nueva administración —y los riesgos de represalias por parte de sus principales socios comerciales— ha debilitado algunas de las previsiones más optimistas sobre el crecimiento de Estados Unidos en 2025. Además, el supuesto mejor comportamiento relativo de la economía estadounidense frente al resto del mundo también está siendo cuestionado.

Después de alcanzar un crecimiento medio anual del PIB del 2,7% entre 2022 y 2024, las expectativas de otro año por encima de la tendencia se están revisando a la baja. De hecho, ahora parece cada vez más probable que el crecimiento de Estados Unidos en 2025 quede por debajo del 2%. Las probabilidades de una recesión en los próximos 12 meses han aumentado, aunque sigue siendo un riesgo de cola más que el escenario base.

Mucho dependerá de la respuesta de la política económica de Trump. Es posible que suavice su retórica arancelaria más agresiva si se materializan mayores riesgos de crecimiento negativo en Estados Unidos y si los mercados de renta variable y crédito sufren una caída significativa. Sin embargo, incluso en este escenario, los recortes en el gasto gubernamental y una política de inmigración más estricta supondrán un obstáculo adicional para el crecimiento este año.

A corto plazo, los últimos datos económicos de Estados Unidos han perdido fuerza. La situación financiera de los consumidores estadounidenses genera preocupación, y las previsiones de beneficios de los minoristas reflejan crecientes tensiones en los balances de los hogares. Las encuestas de consumo destacan el impacto de los aranceles: las expectativas de inflación a un año han aumentado hasta el 4,3%, según el último sondeo de la Universidad de Michigan, con los hogares temiendo una reducción de sus ingresos disponibles. 

Aunque la tasa de desempleo del 4,1% sigue siendo baja en términos históricos, los últimos datos del mercado laboral apuntan a un debilitamiento incluso antes del impacto esperado por el ajuste fiscal. En particular, las intenciones de contratación de las pequeñas empresas se están frenando debido al encarecimiento de las importaciones clave y a la reducción de las inversiones en capex. 

En cuanto a la inflación, aunque la Fed revisó en diciembre sus previsiones para 2025 y situó la inflación subyacente del Índice de Precios de Consumo Personal (PCE),  en el 2,5%, el nuevo paquete arancelario propuesto supone un riesgo al alza. Es probable que estos factores se reflejen en las previsiones actualizadas de la Fed en la reunión de marzo.

La Reserva Federal se enfrenta al reto de equilibrar los riesgos a la baja sobre el crecimiento con las presiones inflacionarias. En el corto plazo, es probable que mantenga una perspectiva menos “dovish” (o prudente) ante la amenaza inflacionista, aunque esta estrategia podría cambiar rápidamente. No sería sorprendente que en los próximos meses se pusieran sobre la mesa recortes de los tipos de interés para suavizar los riesgos de desaceleración económica.

En este entorno, consideramos estrategias que se beneficien de un «steepening» (o empinamiento) de la curva de tipos en Estados Unidos.